Hablamos con nosotros mismos más que con nadie. Así que asegúrate de usar palabras amables con la mayor frecuencia posible.
Nuestras vidas son la consecuencia de cómo desciframos o percibimos el significado de cada experiencia, cómo respondemos a los eventos de la vida y lo que nos decimos a nosotros mismos sobre eso.
Observa cuándo estás siendo duro contigo mismo y respira hondo. Deja que el pensamiento pase.
No tienes qué comprometerse o engancharte con cada pensamiento, reto o desafío que brinque en tu mente.
Nada en el exterior te traerá alegría hasta que aprendas a ser amable contigo mismo y te digas que mereces ser feliz.
Publicado originalmente en Inglés por “Your Daily Motivation”
Adaptado al español por Andrés Bermea
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