Tom Catena
Compilado
por Graciela Sepúlveda
Algo que me gusta mucho sobre escribir
las biografías de cada semana es que conozco gente exitosa de bien, y, en mi
caso, después de escuchar cada día en las noticias muchos y muchos casos de
maldad e injusticia en el mundo, veo que también hay gente que hace mucho,
mucho bien a su alrededor, y como dice Raphael: “Hay mucho, mucho más amor que
odio, más besos y caricias que mala voluntad, los hombres tienen fe en la otra
vida y luchan por el bien, no por el mal”, como nuestro personaje de hoy, el
Dr. Tom Catena, un ser increíble que lucha cada día, de la mano de su fe, para
aliviar el dolor de miles de abandonados y maltratados en las montañas de
Sudán, conozcan al Dr. Catena…
Thomas
Catena nació el 27 de abril de 1965 en Amsterdam, Nueva York, Estados Unidos.Es
el quinto de siete hermanos. Tom estudió ingeniería mecánica en la Universidad
Brown y se destacó en los estudios, pero mucho más en el campo de fútbol
americano, ganando honores y premios en su posición de tackle defensivo.
Después
de su graduación, decidió seguir la carrera de medicina, pues ésta le ofrecería
la oportunidad de trabajar en los países subdesarrollados, que era lo que
realmente él quería, ir de misiones con los más vulnerables. Tom entró en la
Escuela de Medicina de la Universidad de Duke en 1988 con una beca de la Marina
de los Estados Unidos.
Al terminar su carrera en 1992, se unió a la Marina
convirtiéndose en un Cirujano Naval de Vuelo y así cumplir su compromiso con
esta institución que le había otorgado la beca. Después de cumplir con su
obligación con la Marina completó una residencia en medicina familiar en el
Hospital Unión en Terre Haute, Indiana. Una vez allí, empezó a hacer viajes de
misión a Guyana y Honduras.
En
1999 el Dr. Tom comenzó su servicio como médico misionero a través de la “Junta de la Misión Médica Católica” y
trabajó como voluntario médico en los hospitales de Mutomo y Nairobi, Kenia.
En
2007 ayudó a establecer el “Mother Mercy
Hospital” convirtiéndose en el director y único médico en ese hospital situado
en la región de las montañas de Nuba en Gidel, Sudán, un país donde la guerra
civil se ha estado librando desde hace años. Estableció esta instalación junto con
el obispo Macram Gassis y el día de su apertura en 2008 asistieron a más de 200
pacientes. Desde entonces, rara vez se ha detenido, y trata de todo, desde la
malaria y la lepra hasta una cirugía cerebral. Cuando no está atendiendo
pacientes, está ocupado pasando visita y dando formación a las enfermeras.
En
el 2011, la guerra civil entre el Gobierno de Sudán y el Movimiento de
Liberación del Pueblo Sudanés se intensificó y las montañas Nuba estaban en el
campo de batalla de la misma, debido a la situación tan peligrosa muchas
organizaciones benéficas que ayudaban en Sudán se retiraron, los patrocinadores
del Dr. Catena le pidieron que se fuera de Sudán, sino le quitaban el
patrocinio, él se negó debido a que era el único hospital en 480 kilómetros a
la redonda y que servía a 750,000 personas, no se podía salir con la conciencia
tranquila, además con eso le estaban dando el mensaje de que su vida vale más
que las vidas de esas personas a las que ayuda, y para él esto no tiene sentido
pues su vida es igual de valiosa que todas las demás, sin embargo, todos sus
ayudantes, encargados de farmacia, de laboratorio, el anestesista, etc. se
fueron, solo quedaron él y dos enfermeras. Afortunadamente “Sudan Relief Fund”
lo sigue apoyando.
El
Dr. Tom vivió situaciones desesperantes, pues además de los heridos por los
enfrentamientos, muchos de ellos niños, quienes sufrían de miembros amputados,
quemaduras de tercer grado, estallamiento de vísceras, etc., se enfrentó a un
brote de malaria particularmente grave, además se prohibió la entrada de ayuda
humanitaria, vacunas y medicamentos para la lepra. La guerra continúa y el Dr.
Catena, desgastado, cansado, frustrado, sigue al pie del cañón, él dice que
está ahí como una iglesia, para ser testigo de esta gente que no puede hablar
por sí misma, está ahí para decirles: “oye,
alguien se preocupa por ti”, y él está ahí para recibirlos, muchos de ellos
caminan hasta 7 días para llegar al hospital, y no tienen donde quedarse, le
piden que si se pueden quedar ahí, en el piso, y el no sólo accede, sino que
les da agua, comida y atención.
Al
preguntarle cómo se las arregla con el estrés de su trabajo, sin otro médico
para pedir una opinión o consejo, el Dr. Catena dice: "Es una sensación terrible cuando te enfrentas con el final de tu
conocimiento Es terrible y desmoralizante, no hay una buena manera de evitarlo."
Él
tiene poco tiempo para llorar las pérdidas, cuando las hay, tiene que "mantener la cabeza erguida", pues
tiene que evitar paralizarse para poder seguir ayudando a los demás. Y es
cuando regresa a lo que lo inspiró a llegar a Sudán: su fe católica. “Realmente no tengo el control de quién vive
y quién muere. Estoy aquí para hacer mi trabajo", dijo. "Al final, Dios está a cargo de quién
vive y quién muere."
El
Dr. Tom dice que su experiencia de jugar fútbol le ayudó a prepararse mental y
emocionalmente para lidiar con el estrés que implica el trabajar contra reloj
en un hospital remoto dentro de una zona de guerra. "Hay cosas que te enseña instintivamente el fútbol como jugar con
dolor, dar tu mejor esfuerzo cuando las cosas se complican, hacer frente a la
adversidad, todas estas cosas son aplicables al trabajar en el campo de la
misión", dijo. "Hace unos
cuatro meses, me lastimé el dedo pulgar en el marco de la puerta, la uña se
desprendió, era un dolor insoportable y no estaba seguro de que sería capaz de
operar", agregó. "Al final, a pesar de que era muy doloroso, fui
capaz de seguir adelante y al día siguiente llegaron operaciones de emergencia
y fui capaz de salir adelante y hacerlas."
El
Dr. Tom va a su casa en Estados Unidos una vez cada dos años. Una de las
últimas veces fue en Acción de Gracias, cuando el viaje coincidió con la
aceptación de un premio por su trabajo por parte de la Fundación Nacional de Fútbol, pues como les comenté, ganó honores
en el campo de fútbol como estudiante en la Universidad de Brown. Este
importante y prestigioso premio, la “Medalla
de Oro”, reconoce a un americano excepcional que ha demostrado integridad y
honestidad, logrando éxitos importantes en su carrera, y quien refleja los
valores básicos de los que han sobresalido en el deporte amateur, especialmente
el fútbol.
Fue
nombrado "Héroe Católico"
por Catholic Digest en 2010, y ha sido citado en numerosas publicaciones
internacionales que informan sobre la guerra civil en Sudán. También fue
nombrado una de las 100 personas más influyentes en el 2015 por la revista “Time”. El 28 de mayo de 2017 recibió el
“Premio Aurora” que es concedido por
la Iniciativa Humanitaria Aurora en representación de los sobrevivientes del
Genocidio Armenio y como gratitud hacia sus salvadores, este premio consiste en
$1,000,000 de dólares los cuales el Dr. Tom donó entre tres organizaciones
humanitarias, a él le dieron $100,000 dólares para su causa.
Al
Dr. Catena no le gusta ser el centro de atención, sin embargo, estos
reconocimientos le dan la oportunidad de contarle a la gente acerca de las
injusticias que lo enfurecen. Quiere que la gente entienda, por ejemplo, que
las organizaciones internacionales oficiales, como las Naciones Unidas, no hacen
llegar medicamentos o vacunas a la gente de su región. Esto se debe a que
trabajan a través de los gobiernos. Cuando el Dr. Tom ve a los niños que
necesitan sus vacunas básicas, no pueden entender la lógica de esto.
Su
gran recompensa es el sentimiento de paz que viene de servir a las personas en
necesidad, ya sean rebeldes o civiles por igual. A pesar de las dificultades,
es exactamente donde quiere estar.
"Si puedo brindar algo de luz sobre
lo que está ocurriendo en las montañas de Sudán, entonces estoy feliz por eso", dijo el Dr. Catena.
Desde
el 6 de mayo de 2016 el Dr. Tom puede compartir todas sus alegrías y tristezas
con su esposa, él era soltero, una enfermera que le ayuda en el hospital y se
fue a hacer sus estudios por tres años, cuando regresó planearon su boda con la
plena aprobación de sus familias, él y Nasima, su esposa, van a misa diaria, lo
cual es de gran ayuda en su relación, según comenta el Dr. Tom.
Tom Catena, un estudiante brillante, un
atleta de gran talento, con dos brillantes carreras universitarias, quien
podría haber ido a cualquier ciudad de Estados Unidos, haber hecho una enorme
cantidad de dinero y vivir el proverbial sueño americano. Pero en cambio, optó
por vivir en el Sudán, uno de los países asolados por la guerra y uno de los
más subdesarrollados en la Tierra. En su lugar, optó por trabajar como director
y único cirujano en un hospital en la desolada cima de la montaña y atender a
una población de 750,000 miembros de la tribu Nuba, optó por tratar a los más
desvalidos como a cualquier ser humano, dignamente, y con todo esto y más es
una persona que ha logrado el éxito en su vida, pues hace lo que más le gusta,
ayudar a los demás, y eso le da una felicidad y una pazque tal vez no
encontraría en otro lugar del mundo.