Compilado
por Graciela Sepúlveda
Hace unas semanas, en el
Festival Ternium de Cine Latinoamericano, tuve la oportunidad de ver un
documental maravilloso, “Landfill Harmonic”, que muestra el poder transformador
de la música en un entorno por demás desolador, un enorme basurero en Paraguay,
y como, al llegar la música, renació la esperanza en sus habitantes, sobre todo
en los niños y jóvenes, y el iniciador de esta historia es Favio Chávez, veamos
cómo empezó todo…
Favio
Chávez nació en Buenos Aires, Argentina en diciembre de 1975, aunque vivió
desde su infancia en la Ciudad de Carapeguá, Paraguay.
La
música siempre ha formado una parte muy importante de su vida, a los 11 años ya
era el director del coro de la Iglesia de su pueblo, y a pesar de haber
estudiado Teología, Filosofía y Ecología Humana, su verdadera y constante
pasión siempre fue la música. Desde muy pequeño tocaba el clarinete y la
guitarra.
Favio
aprendió a vivir los valores del esfuerzo, la perseverancia, la dedicación, el
empeño, el trabajo en equipo, la solidaridad, entre otros, gracias a la
educación y trabajo que desempeñó en la tienda que tuvieron sus padres por 38
años, y en donde él y sus hermanos ayudaban todos los días. Comenta que cuando
se dio cuenta de que los valores que sus padres le habían enseñado eran los mismos
que exigía la música, sintió que, independientemente de lo que hiciera en la
vida, la música lo acompañaría.
Durante
un tiempo Favio se dedicó a la docencia en diferentes partes de Paraguay, y del 2006 al 2007 trabajó para el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) en el Proyecto Procicla, dentro del Vertedero Cateura de Asunción, Paraguay, el basurero
que les comenté al principio, como técnico y responsable de educación formal, y
desde que llegó en el 2006 empezó a enseñar música a los hijos de los “gancheros”, como se denomina a los
recicladores que utilizan un gancho para hurgar en la basura, él pensó que con
la música podía enseñarles los valores que él había adquirido gracias a ella y
distraerlos y emocionarlos dentro de un ambiente tan desolador como el que
vivían.
El
problema surgió cuando el número de niños era mayor que el de instrumentos, y
no le podía pedir a un niño un violín que costaba más caro que lo que costaba
su casa, así que recurrieron a desperdicios en la basura para construir los
instrumentos musicales, en los que se utilizan por ejemplo tapas de refresco,
botones, latas de aceite, mangos de cubiertos, tenedores, llaves, radiografías,
partes de madera, etc. todo un arte que es llevado a cabo por Don Colá, quien ya
tiene nociones generales de cuáles son los materiales que pueden servir para
tal o cual instrumento, y fue así que todos los niños ya tenían su propio
instrumento, y lo más importante y maravilloso fue el enorme cambio en la vida
de cada uno de ellos, lo que se veía reflejado en su forma de pensar y de
luchar por sus sueños y por ser mejores personas. Esto le dio a Favio una
enorme satisfacción.
En
el 2008 se creó la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura y su debut
oficial fue el 15 de junio, en Río de Janeiro, Brasil, al subir a YouTube este concierto, inició una
oleada de fama y sueños realizados para todos, empezaron las giras, y lo que
ellos nunca se hubieran imaginado, poder viajar por todo el mundo, se hizo
realidad, además de ser invitados por la banda de rock “Megadeth” a tocar con ellos en un concierto en Denver, Colorado,
fueron también los teloneros de la banda “Metallica”
cuando estuvieron de gira por Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Chile y
Argentina (en Brasil no tocaron porque el gobierno no concedió visas de trabajo
por incluir a menores de edad), así como en una extensa gira por Canadá, en 15
ciudades.
También
han estado en Panamá, Estados Unidos, Holanda, Israel, Palestina, Noruega,
Japón, Alemania, Francia, Finlandia y España. La orquesta fue elegida para
recibir al Papa Francisco en su visita a Paraguay.
Y
no solo pueden acompañar a grupos de rock pesado, el repertorio que desarrolla
la Orquesta va desde la Música Clásica de Mozart, Beethoven, Vivaldi, etc.,
pasando por la música internacional: Música de los Beatles, Frank Sinatra,
Música latinoamericana (tangos, samba, bossa nova, cumbias, etc.), Música
paraguaya, Música de películas, entre otras. Así mismo, la Orquesta incorpora a
su repertorio, músicas tradicionales y características de los países que
visita.
Los
ingresos de las actuaciones se usan para construir su propia escuela de música
en Cateura, su comunidad de origen, así como casas y un sistema de becas de
estudio para las familias del barrio que están en situaciones más difíciles y
que carecen de apoyo gubernamental. La última gira por España -Barcelona,
Sevilla y Madrid- les sirvió para levantar tres nuevas viviendas para familias
que vivían en la margen del río y sufrían inundaciones continuas.
El
inicio de la Orquesta fue con 30 niños y adolescentes que acudían a clases
periódicas de música, que empezaron en el mismo vertedero y después se
trasladaron a una escuela cercana; ahora son unos 600 alumnos con diferentes
maestros, algunos son los mismos jovencitos de la orquesta que retribuyen
enseñando a otros. Los que van adquiriendo más nivel participan en las
actuaciones de la orquesta. El lado triste de la historia es que no reciben
ningún apoyo del Gobierno de Paraguay, comenta Favio: “La orquesta ayuda al Gobierno, pues da a conocer a Paraguay en todo el
mundo, pero el Gobierno no ayuda a la orquesta. Hay una visión muy miope de la
cultura”.
Jorge
Ríos, papá de dos de las jovencitas que forman parte de la orquesta, está muy
agradecido con el proyecto, pues dice que ha sido una gran demostración para el
mundo de que donde uno cree que hay cosas inservibles hay muchas más cosas
interesantes. Para él, el proyecto ha servido para que niños que no tenían
ninguna posibilidad de acercarse al arte y a la música, “que no conocían ni los nombres de los instrumentos musicales”,
ahora toquen y se codeen con grandes artistas.
Según
Ríos, la orquesta de Cateura ha transformado la vida de mucha gente. Los niños
han aprendido el valor del reciclaje, de la disciplina, de la amistad y de
respetar a las personas: “Niños que
creían que no valían nada ahora se sienten importantes en la orquesta. Quieren
ser músicos, quieren estudiar en la universidad”.
Que hermosa y edificante historia, donde vemos como Favio Chávez alcanzó el éxito llevando de la mano con él a muchos más, como llegó a cambiar la tristeza y desesperanza de una comunidad por medio de la música, llevó alegría y ganas de salir adelante, elevó la autoestima no solo de los jovencitos, también de sus familias, y siguen luchando por cada día mejorar su comunidad, bien por este hombre que encontró en el enseñar a los demás una realización y que su lema “El mundo nos manda basura, nosotros le regresamos música” le dio un sentido a su vida.
Si
dudas de cómo se puede escuchar un instrumento con material reciclado, te invito a que veas la actuación
de la orquesta y su hermoso sonido, que no le pide nada a los instrumentos
reales…
Este es el corto del documental
“Landfill Harmonic”
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