Tenemos una historia que contarte…
We have a
story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)
Usando
toda tu fuerza
Un
niño caminaba junto a su papá por el campo, cuando de repente se encontraron
una rama enorme de un árbol y el niño dijo, “¿Papá,
crees que yo podría mover esa rama?” Su padre respondió, “Si utilizas todas tus fuerzas, estoy seguro
de que podrás.”
Así
es que el pequeño trató de levantar con fuerza, jalar y empujar la rama, pero
no pudo moverla. Desilusionado dijo, “Papá,
te equivocaste. No puedo hacerlo.”
Su
padre le contestó, “Trata otra vez.”
Esta vez, mientras el niño batallaba con la rama, su padre se le unió y juntos
la movieron a un lado del camino.
“Hijo,” dijo el padre, “la primera vez no usaste todas tus fuerzas. No me pediste ayuda a mí.”
Esta
es una lección importante. Existen muchas cosas que no podemos hacer solos,
pero eso no significa que no las podemos hacer. Todos estamos rodeados de
recursos que pueden movilizarse para ayudarnos a lograr nuestros objetivos,
incluyendo a nuestras familias, amigos y nuestra fe.
A
veces no pedimos ayuda por orgullosos o necios. A veces también pensamos que
pedir ayuda es una señal de debilidad. Y a veces ni se nos ocurre pedir ayuda,
o nos da miedo que nos rechacen. Cualquiera que sea la razón, es un
desperdicio.
Es
importante que aprendamos a utilizar todas nuestras fuerzas; esto incluye
nuestros recursos propios como la disciplina, el valor y el amor. Pero también
incluye los recursos externos. Así como estamos dispuestos a ayudar a los
demás, debiéramos estar dispuestos a pedir la ayuda de los demás. Es una de las
grandes cosas de ser humano.
Michael
Josephson
*
La historia se deriva de una historia contada por David Wolpe en “Enseñando a Tus Hijos Acerca de Dios”
(HarperCollins 1995)
Publicada
originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación
al Español:
Graciela
Sepúlveda y Andrés Bermea
Here the
English version…
Using All Your
Strength
A young boy
was walking with his father along a country road. When they came across a very
large tree branch the boy asked, “Do you
think I could move that branch?”
His father
answered, “If you use all your strength,
I’m sure you can.”
So the boy
tried mightily to lift, pull and push the branch but he couldn’t move it.
Discouraged he said, “Dad, you were
wrong. I can’t do it.”
His dad said, “Try again.” This time, as the boy
struggled with the branch his father joined him and together they pushed the
branch aside.
“Son,” the father said, “the
first time you didn’t use all your strength. You didn’t ask me to help.”
This is an
important lesson. There are many things we can’t do alone, but that doesn’t
mean we can’t get them done. We all are surrounded by resources that can be
mobilized to help us achieve our goals including family, friends and faith.
Sometimes we
fail to ask for help because of pride or stubbornness. Sometimes we think it’s
a sign of weakness to admit we need a hand. And sometimes we don’t even think
about asking for help. Whatever the reason, it’s a waste.
It’s important
that we learn to use all our strength; this includes inner resources such as
discipline, courage and even love. But it also includes outer resources. Just
as we should be willing to help others we should be willing to ask the help of
others. It’s one of the great things about being human.
Michael
Josephson
*The story is
derived from a story told by David Wolpe in Teaching
Your Children About God (Harper Perennial 1995)
Originally
published on Insight Of The Day from Bob Proctor
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