Compilado
por Graciela Sepúlveda
Uno de los más grandes
barrios marginales en África es Kibera, un vasto aglomerado de callejones de
lodo y chozas improvisadas en Nairobi. El crimen está muy extendido, la basura
y las aguas negras están por todos lados. La gente algunas veces hace sus
necesidades en bolsas de plástico y las arroja aventándolas por el aire lo más
lejos que puedan, se llaman “baños voladores”. La vida ahí puede ser
maloliente, aterradora y deprimente, y puedes ver jóvenes tumbados en los
callejones alcoholizados o drogados en un triste sopor. Se han dado por
vencidos. Aquí es donde nuestro hombre de éxito, y para mí un héroe, del día de
hoy nació, y contra todas las posibilidades ha hecho cosas extraordinarias en
esta tierra de nadie, te cuento increíble historia de Kennedy Odede…
Kennedy
Owiti Odede nació de una mamá soltera de 15 años, y era una tradición que los
varones de madres solteras debían ser eliminados, pero los ancianos decidieron
dejarlo con vida pues llegó coincidiendo con las lluvias tras una sequía muy
larga y además, como nació al revés, o sea con los pies primero, era una
creencia que los que sobrevivían este tipo de parto iban a ser unos líderes,
así que lo nombraron como un gran líder para ellos y le llamaron Kennedy.
Su
madre era analfabeta y Kennedy tenía todas las probabilidades de convertirse en
uno de esos jóvenes que vivían en un sopor, era el mayor de 8 hijos y no le
dieron educación formal. A los 7 años vendía cacahuates en el mercado para
ayudar a su familia. Entonces su mamá se casó con un hombre que los maltrataba
brutalmente, y golpeaba más a su mamá cuando Kennedy estaba en casa, así que a
los 10 años se escapó y comenzó a vivir en los patios del mercado. Sin embargo,
Kennedy tenía una extraña confianza en el futuro, tal vez porque se esperaba
que fuera un líder. Todas las mañanas se levantaba a las 4 a.m. determinado a
hacer de cada día, uno mejor que el anterior.
Por
algunos meses Kennedy asistió a una escuela informal en la calle y aprendió el
alfabeto, después de que tuvo que dejarla por no poder pagar las cuotas, él
seguía buscando como poder seguir aprendiendo. Un amigo le pasaba todo lo que
le habían enseñado en la escuela, y un sacerdote católico de Kibera, que
admiraba su pasión por aprender, le regaló un diccionario en inglés, que se
convirtió en un recurso para su auto superación. Una monjita también le apoyo
como tutora en la lectura.
Kennedy
impresionaba a los extranjeros por su pasión por aprender. A los 15 años le
regalaron la biografía de Nelson Mandela,
con la que quedó fascinado y empezó a soñar que quería ser como él. Dos años
después un visitante americano le regaló “Un
Testamento de Esperanza: Los Escritos y Discursos Esenciales de Martin Luther
King Jr” aunque le costó mucho luchar con el inglés, lo terminó, y se
sintió inspirado a hacer la diferencia, a tratar de empezar un movimiento.
Para
esta época Kennedy trabajaba 10 horas al día por $1 dólar, así que con20
centavos que había ahorrado compró un balón y empezó un equipo de futbol de
jóvenes, para unirlos, darles un propósito y ayudarlos a afrontar los desafíos
a los que se enfrentaban. Sin embargo él no quería solo un equipo de futbol,
sino un movimiento real, y le comentó a un amigo que quería terminar con lo que
estaba matando más gente que la pobreza: la
desesperanza, y nombró a su movimiento “Shining
Hope for Communities” (SHOFCO) (Esperanza que brilla para las comunidades).
Y empezó a atacar ciertos problemas como la violación a las mujeres (50% de las
mujeres en Kibera
tienen
su primera experiencia sexual por violación) a través de teatro en la calle, y
como no había nada que hacer en Kibera, todos acudían y hablaban de ello. Él y
su equipo aprendieron el poder de sanar a través de ayudar, de la fuerza que
viene de ser agentes de cambio. A Kennedy lo empezaron a apodar “El Alcalde”.
Kennedy
fue invitado a Nairobi a dar una conferencia sobre el teatro en las calles y
ahí se encontraba un director de teatro de Denver, Colorado, de los Estados
Unidos. Más adelante este director le platicó a una estudiante de la
Universidad de Wesleyan, Jessica Posner, sobre este evento, pues ella estaba
planeando irse su tercer año escolar a Kenya. Ella se puso en contacto con
Kennedy para ver si la aceptaban para hacer teatro en las calles, y después de
discutirlo con el equipo la aceptaron. Al llegar Jessica a Kenya hubo una
discusión pues no querían que se quedara en Kibera por sus malas condiciones,
sin luz, sin agua corriente, con los “baños
voladores”, ratas, en fin, ella insistió que si ellos podían, ella también.
Y a pesar de que se arrepintió pues las condiciones eran terribles, se quedó
callada y resistió con todo y que se la pasaba enferma. Todos aplaudían las
buenas ideas de Jessica para el teatro en la calle, y ella estaba deslumbrada
por Kennedy, quien es 2 años mayor que ella. Él derrochaba carisma y una
inteligencia brillante. Kennedy le confió a Jessica que le gustaría algún día
tener una educación formal, ella lo animó y envió hasta su Universidad,
Wesleyan, ensayos escritos por Kennedy sobre toda su vida; Wesleyan lo aceptó
con una beca completa. En el otoño de 2008 Jessica y Kennedy llegaron al campus
de la Universidad, ella para su último año y él para su primer año de
Sociología. Si Jessica estaba abrumada en Kibera, Kennedy estaba abrumado en la
Universidad, era la primera vez que tenía comida suficiente, en Kibera tomaban
mucha agua para llenarse pues solo tenían para una comida al día, era la
primera vez que usaba una regadera, y muchas cosas más. Le llamaba a su mamá a
Kibera para asegurarse de que no estaba muerto y se había ido al cielo.
Shining
Hope llevaba ya 6 años de existir sin donativos o ayuda, y Kennedy comenzó a
hablar de su siguiente sueño: una escuela para niñas, él pensaba que al
educarlas, las respetarían y así se podría luchar contra los abusos sexuales.
Sin embargo era algo que no podían financiar, Jessica, que ya era su novia,
contribuyó con todos sus ahorros, $3,000 dólares, claro que su familia pensó
que estaba loca, sin embargo, al ver lo importante que esta escuela era para
ella, la apoyaron. Kennedy y Jessica lograron donaciones de Projects for Peace, DoSomething.org,
Newman’s Own Foundation y Echoing Green. En el verano del 2009 iniciaron la “Kibera School for Girls” (Escuela Kibera para Niñas) con clases de
pre-K, kindergarten y primer año. Jessica se quedó en Kibera y Kennedy regresó
a la Universidad a continuar sus estudios, tratando de manejar el proyecto vía
Skype.
En
el 2012, después de la graduación de Kennedy, en donde fue el elegido para dar
el discurso en la ceremonia, él y Jessica se casaron en Estados Unidos y
regresaron a Kibera. Juntos ganaron más atención, apoyo y financiamiento,
usándolo para expandir Shining Hope y
así servir a más de 76,000 residentes de una u otra forma. Instalaron una torre
de 9 metros para suministrar agua clorada confiable a los residentes,
vendiéndola muy barata, no regalándola, para que este proyecto se pueda seguir
sustentando. Iniciaron una clínica proveyendo pruebas de Sida, cuidado
prenatal, anticoncepción, y detección de cáncer cervico-uterino, apoyándose en
historias clínicas electrónicas. Usan la clínica para poner en marcha unidades
de salud pública para desparasitar a los residentes y asesorar a las nuevas
mamás en una óptima alimentación de lactancia para sus bebés. También iniciaron
un plan de micro ahorros, una biblioteca pública, un periódico para la
comunidad llamado “Ghetto Mirror” y
un programa de entrenamiento de habilidades para conseguir empleo. Shining Hope incluso construyó baños
públicos limpios, incluyendo uno que produce metano, el cual provee de gas para
cocinar en la escuela de las niñas.
La
escuela para las niñas es de primer mundo, con bonitos uniformes y los mejores
maestros, el tope de estudiantes por salón es de 20, y las niñas son elegidas
entre las más pobres y brillantes, la escuela de las niñas ha obtenido las
mejores calificaciones de entre las mejores escuelas del país. La escuela es
gratis, pero los papás se comprometen a trabajar 5 semanas al año en lugar de
pagar una matrícula, además de acudir a las juntas mensuales. Se ha corrido la
voz acerca de la escuela, y extranjeros han llegado y dejado grandes cheques.
Una mujer de Estados Unidos eligió Shining
Hope para enviar los donativos que recaudó por el día de las madres,
juntando $130,000 dólares, con lo que pudieron construir un nuevo edificio con
20 salones y tener hasta el octavo grado. Después del octavo grado, la meta es
seguir estudiando preparatoria en las mejores escuelas de Kenia y en algunos
casos, en Estados Unidos.
Algunos
de los problemas que tienen las niñas no desaparecen, pero saben que no están
solas, pues cuentan con el apoyo de sus maestros y de Jessica y Kennedy, de
hecho cuando se enteran de alguna niña que ha sido violada, acompañan a la
familia a denunciar y los apoyan en lo que pueden. Y como muchas veces las
niñas siguen en peligro, Shining Hope
comenzó una iniciativa para terminar con la impunidad por violencia sexual,
esto incluye una casa segura y una campaña para alentar a las niñas y a sus
papás a superar el estigma y reportar las violaciones a la policía, y entonces
presionar a las autoridades a actuar.
Kennedy
ha recibido numerosos reconocimientos por su labor, uno de ellos fue el poder
compartir el podio con Bill Clinton y Sean Penn en el cierre de la Sesión
Plenaria de la Clinton Global Initiative,
un foro que reúne a líderes jóvenes de todo el mundo para compartir, discutir y
formular medidas sobre cuestiones mundiales, y recientemente fue invitado a
convertirse en un miembro de la misma, CGI por sus iniciales, una distinción
que se otorga a los jefes de Estado, premios Nobel, y titanes empresariales.
Por su parte Jessica ganó el premio de $100,000 dlls en el 2010 por parte de la
organización “Do Something” como la
mayor agente de cambio del mundo menor de 25 años. Afortunadamente cuentan con
muchos patrocinadores para su hermosa labor, así como padrinos para las
estudiantes, gracias a ellos las niñas cuentan con comida nutritiva diaria,
uniformes, libros y lo necesario para una excelente educación.
Kennedy
nos comparte su historia en el libro: “Find Me Unafraid: Love, Loss, and Hope
in an African Slum”. Su movimiento se ha duplicado en otro barrio marginal de
Kenia llamado Mathare, él y su esposa Jessica esperan poder seguir abriendo más
escuelas para niñas en barrios marginales para brindarles esperanza y
seguridad.
Kennedy Odede, un hombre
de éxito, quien pudiendo quedarse en Estados Unidos al terminar sus estudios,
regresó a su pueblo para sacarlo adelante, para llevar esperanza a los
desesperados, y luchar por la justicia, creyendo que nada es imposible,
sabiendo de primera mano cómo la total determinación, el trabajo duro y la
pasión pueden alimentar la misión de un solo hombre, creando un efecto de
ondulación de enorme magnitud: “Shining Hope for Communities”, cambiando la
vida de más de 76,000 personas con multitud de programas sociales, y su mayor
recompensa la tiene cuando al caminar por las calles de Kibera, las niñas lo
abrazan y le dan las gracias por haber cambiado sus vidas. “Definitivamente,
todo el mundo, en todas partes, sin importar su condición, puede tener un
impacto en la humanidad” Kennedy Odede.
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