Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)
¡No Puedes Hacer Eso!
Jeff LoGrasso, un sargento de la marina de Estados Unidos destinado a Japón, y su esposa Regina se sentaron en la habitación de un hotel en Corea, a donde habían viajado para ver un torneo de Softball. Su hijo de dieciocho meses de edad, Kyle, jugaba con el control remoto del televisor. Oprimía el botón para cambiar de canal una y otra vez. En uno de los canales por los cuales pasó Kyle había un torneo de golf o un infomercial sobre golf. Sus papás no recuerdan que era, pero era sobre golf.
Kyle se detuvo. Se centró en la televisión. Los golfistas lo intrigaban. Los vio balancearse. Kyle los imitó con el control remoto. Cuando usaron sus palos de golf, Kyle usó el control remoto.
Jeff, Regina y su hijo regresaron a Japón. Le compraron a Kyle un bastón de golf de plástico. Cada vez que había golf en la televisión, Kyle lo veía y usaba su palo de golf con los profesionales. El golf se convirtió en su Plaza Sésamo.
Jeff no jugaba golf, pero un buen amigo de él sí. El vio el swing de Kyle y dijo: “Jeff, Kyle tiene un swing perfecto”.
Jeff no le dio importancia. Su hijo no tenía ni siquiera dos años. Era demasiado pronto para pensar en los deportes.
Unos meses antes de que Kyle cumpliera dos años, Regina notó algo extraño. Cuando Kyle volvía la cabeza de una manera determinada, y la luz le daba de cierta manera, se veía una mancha blanca en el ojo de su hijo. Lo llevó a un optometrista. El médico examinó los ojos del niño. "Creo que Kyle tiene una catarata." Hizo una pausa, miró de nuevo: "Estoy seguro que se ve como una catarata. Puede ser removida fácilmente, pero sólo para estar seguro, voy a recomendar que vean un especialista".
Regina vio como el especialista examinaba a Kyle. Ella había visto y experimentado exámenes de los ojos. El doctor parecía tomar más tiempo de lo normal. Pasó el tiempo. Su ansiedad crecía. El médico miró a los ojos de Kyle y finalmente levantó la vista. “Señora Lograsso, creo que esto es más serio que una catarata. Creo que su hijo tiene cáncer. Está en ambos ojos”.
“Estoy seguro de que Kyle tiene retinoblastoma bilateral. Es un cáncer que se desarrolla rápidamente en las células de la retina y se propaga. Es muy raro. Menos de un centenar de niños en los Estados Unidos lo desarrollan en un año”.
Regina se sentó en silencio. ¿Estaba oyendo bien? ¿Su niño tenía cáncer? Su voz regresó. Las lágrimas corrían por sus mejillas. "¿Qué se puede hacer?" preguntó finalmente.
"Lo siento, señora Lograsso.” El especialista acarició el cabello de Kyle. "Este es un cáncer muy agresivo. Tenemos que quitar el ojo izquierdo. Con la quimioterapia, es posible salvar su ojo derecho. Si no hacemos esto, el cáncer se diseminará por el cerebro. Su hijo solo viviría tres o cuatro meses.”
Regina, aturdida, dijo: -"¿Qué?"
El médico se lo repitió.
El mundo de Regina daba vueltas. ¿Cómo podría su pequeño hijo tener cáncer? ¡Era demasiado joven!
"¿Señora Lograsso?" el médico preguntó.
Regina se secó las lágrimas de sus ojos. "Vamos a hacer lo que se tenga que hacer por Kyle."
Jeff y Regina se sentaron en la cabecera de Kyle. Un parche cubría el lugar donde alguna vez tuvo su ojo izquierdo. Su recuperación comenzó de inmediato. Cuatro horas después de la operación, se levantó con piernas temblorosas y empezó a usar su palo de golf de plástico. Kyle iba a estar bien.
A Kyle le pusieron un ojo de cristal. En poco tiempo la vida volvió a la normalidad. Sin embargo, una noche se puso muy enfermo. Se esforzaba mucho para respirar. Regina se quedó mirando a su pequeño hijo mientras jadeaba en busca de aire. Lo cogió, lo envolvió en sus brazos, lo puso en el coche y corrió al hospital.
Durante el trayecto al hospital Regina supo que no podría llegar a tiempo para salvar la vida de su hijo. Así que se estacionó y tocó en la primera puerta que encontró. "Llame al 911!" (Número de emergencias) suplicó.
Regina se sentó en la parte trasera de la ambulancia mientras el paramédico se encargaba de su hijo. El pulso de Kyle bajó mucho, el paramédico le gritó al conductor: "!Date prisa!"
Regina cerró los ojos y rezó...
Kyle desarrolló una infección en la sangre debido a la quimioterapia. Su vida estaba en peligro. Llegaron al hospital. Su temperatura era de 40.5 grados. Con tratamiento, Kyle se recuperó. A la edad de tres años, desafió a la muerte una vez más.
El papá de Kyle, Jeff, quería que su hijo experimentara en un campo de golf real, pero pensó que era mejor si su hijo tomaba clases primero. Llamó a los profesionales de varios campos de golf en la zona, pero ninguno quiso trabajar con un niño tan pequeño. Sólo uno dijo: "Yo no suelo trabajar con niños tan pequeños, pero ¿por qué no lo traes? Le voy a echar un vistazo y tomaré una decisión."
El profesional echó una mirada a Kyle y reconoció una réplica de Tiger Woods. Utilizando su computadora, superpuso el swing de Kyle y Tiger juntos. Eran una sincronía perfecta. Sus swings eran iguales.
Kyle es un niño con un talento increíble. Tiene dos hermanas mayores. Un día, él tomó su ojo de vidrio y lo puso en la caja de cereal que su hermana iba a desayunar. Ella tomó una cucharada, empezó a masticar, sintió algo, lo sacó y empezó a gritar. Kyle se echó a reír y salió corriendo a esconderse.
¡Los niños siempre serán niños!
Jeff lleva a Kyle al campo de golf cada vez que puede. A pesar de que él no conoce el juego, Kyle sí. El papá es el caddie (cargador de los bastones de golg) y el pequeño Kyle juega. Jeff dice que la gente se molesta cuando se enteran de que tienen que jugar con un niño, pero no tardan en cambiar de opinión.
En el cuarto hoyo de una ronda, un miembro del grupo de Kyle llamó a su esposa. "Querida, no vas a creer esto, ¡estoy siendo derrotado por un niño de cuatro años!"
Kyle y Tiger Woods |
Al momento de escribir esta historia, Kyle tenía 7 años y está libre de cáncer. Su mejor marca es de 89. Para un campo de nueve hoyos, es de 38. Estas son marcas que solo puedo soñar. Kyle jugaría más, pero tiene dos hermanas mayores. También necesitan la atención de sus padres para sus actividades.
Cuando hablé con Regina, le pregunté: "¿Cómo puede Kyle hacerlo? Soy muy malo en el golf, y tengo dos ojos. Así que ¿cómo lo hace?"
Regina dijo: "Mike, los médicos piensan que tenía poca o ninguna visión en su ojo izquierdo desde que nació. El ve lo que siempre vio."
Pensé en eso. El pequeño Kyle ve lo que siempre vio. Se crió en un mundo de dos dimensiones. Es su mundo. Nadie le dijo que no podía jugar golf, así que él lo hizo.
Kyle es el aventurero de esta década y muchas más por venir. Sorprenderá a muchos con su extraordinaria habilidad y nos hace reflexionar sobre las cosas que nosotros nunca intentamos hacer porque nos dijeron, "¡No puedes hacer eso!"
Michael T. Smith
Michael vive con su esposa Ginny en Caldwell, Idaho. Trabaja como gerente de proyectos en Telecomunicaciones y en su tiempo libre escribe historias inspiracionales.
Recientemente ha sido publicado en dos “Caldo de Pollo para el Alma" (Todos en la familia y Cosas que aprendí de mi Gato), en “Thin Threads – Momentos que cambian la Vida” y en “Catholic Digest”.
Para entrar a las historias de Michael da CLIC AQUÍ:
Para leer más de Kyle y su misión visita la Página de Kyle: http://www.kylelograsso.org/
Aquí hay dos videos para que conozcas a Kyle:
Entrevista Parte Uno:
Entrevista Parte Dos:
Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación al Español: Graciela Sepúlveda; Andrés Bermea
Here the English version...
You Can't Do That!
Jeff Lograsso, a United States marine sergeant stationed in Japan, and his wife Regina sat in their hotel room in Korea, where they vacationed to watch a softball tournament. Their eighteen month old son, Kyle, played with the remote control to the television. He hit the button to change the channel over-and-over. On one punch of the button, a golf tournament or an infomercial about golf was on. His parents don't remember which it was, but it was golf.
Kyle stopped. He focused on the television. The golfers intrigued him. He watched them swing. Kyle mimicked them with the remote control. When they swung their clubs, Kyle swung the remote.
Jeff, Regina and their son returned to Japan. They bought Kyle a plastic golf club. Whenever golf was on television, Kyle watched and swung his club with professionals. Golf became his Sesame Street.
Jeff didn't golf, but a good friend of his did. He watched young Kyle swing an d said, "Jeff, Kyle has a perfect swing."
Jeff thought nothing of it. His son was not even two. It was too early to think of sports.
A few months before Kyle turned two, Regina noticed something strange. When Kyle turned his head in a certain way, and the light was just right, there was a white spot in her son's eye. She took him to an optometrist. The doctor looked in his eye. "I think Kyle has a cataract." He paused, looked again, "It sure looks like one. It can be removed easily, but just to be sure, I'm going to recommend a specialist."
Regina watched as the specialist examined Kyle. She'd seen and experienced eye examines. The doctor seemed to take longer than normal. Time passed. Her anxiety grew. The doctor stared into Kyle's eyes and finally looked up. "Mrs. Lograsso, I think this is more serious than a cataract. I think your son has cancer. It's in both eyes”.
"I'm certain Kyle has bilateral retinoblastoma. It's a cancer that develops quickly in the cells of the retina and spreads. It's very rare. Fewer than one hundred children in the United States develop it in a year."
Regina sat in silence. Was she hearing correctly? Did her little boy have cancer? Her voice returned. Tears streamed down her cheeks. "What can be done?" she finally asked.
"I'm sorry, Mrs. Lograsso.' The specialist stroked Kyle's hair. "This is a very aggressive cancer. We have to remove his left eye. With chemotherapy, we may save his right. If we don't do this, the cancer will spread to his brain. Your son will only live three or four months."
Regina, stunned, said, "What?"
The doctor repeated.
Regina's world spun. How could her little boy have cancer? He was too young!
"Mrs. Lograsso?" the doctor questioned.
She wiped tears from her eyes. "We'll do what has to be done for Kyle."
Jeff and Regina sat by Kyle's bedside. A patch covered the spot where he once had a left eye. His recovery began immediately. Four hours after his operation, he stood on unsteady legs ands swung his plastic club. Kyle was going to be alright.
Kyle was fitted with a glass eye. Life returned to normal for a little while. One night he became ill. He labored for air. Regina stared at her young son as he gasped for air. She grabbed him up, wrapped him in her arms, put him in the car and sped to the hospital.
Part way there, she knew she wouldn't make in time to save her son's life. Regina pulled to the curb and knocked on the first door she came to. "Call 911!" she pleaded.
Regina sat in the back of the ambulance as the paramedic administered to her son. Kyle's pulse dropped so low, the paramedic yelled to the driver, "You better hurry!"
Regina closed her eyes and prayed...
Kyle developed a blood infection due to the chemotherapy. His life was in jeopardy. They arrived at the hospital. His temperature was one hundred and five degrees. With treatment, the young man recovered. At the age of three, he defied death once again.
Kyle's dad, Jeff, wanted his son to experience a real golf course, but he thought it best if his son took lessons first. He called several golf professionals in their area, but none would work with such a young kid. Only one man said, "I don't normally work with children so young, but why don't you bring him over? I'll take a look at him and make a decision."
The professional took one look at Kyle and recognized a Tiger Woods replica. He used his computer, superimposed Kyle and Tiger swinging together. They were a perfect match. Their swings were the same.
Kyle is just a little boy with an amazing talent. He has two older sisters. One day, he took his glass eye out and put it in the box of cereal his sister would eat for breakfast. She took a spoonful, started to chew, felt something, pulled it out, and began to scream. Kyle laughed and ran for cover.
Boys will be boys!
Jeff takes Kyle to the golf course whenever he can. Although he doesn't know the game, Kyle does. Dad caddies and young Kyle plays. Jeff says people groan when they learn they have to play with a kid but they soon change their tone.
On the fourth hole of one round, a member of Kyle's group called his wife. "Hun, you won't believe this, but I am being beaten by a four-year-old boy!"
Kyle and Tiger Woods |
At the time of this writing, Kyle is seven years old and is cancer free. His best score is 89. For a nine hole course, it's 38. These are scores I can only dream of. He would play more, but he has two older sisters. They need their parent's attention for their activities too.
When I spoke to Regina, I asked her, "How does Kyle do it? I suck at golf, and I have two eyes. Just how does he do it?"
Regina said, "Mike, the doctors think he had little or no sight in his left eye from the beginning. He sees what he always saw."
I thought about that. Young Kyle sees what he always saw. He grew up in a two dimensional world. It's his world. No one told him he couldn't golf, so he does it.
Kyle is the adventurer of this decade and many more to come. He will amaze many with his extraordinary skill and make us all reflect on the things we never attempted, because we were told, "You can't do that!"
Michael T. Smith
Michael lives with his lovely wife, Ginny, in Caldwell, Idaho. He works as a project manager in Telecommunications and in his spare time writes inspiration stories. He has recently been published in two Chicken Soup for the Soul Books (All in the Family and Things I Learned from My Cat), in "Thin Threads - Life Changing Moments" and in Catholic Digest.
To read more of his stories CLICK HERE:
To read more about Kyle and his mission visit, Kyle's Homepage: http://www.kylelograsso.org/
Watch two videos of Kyle:
See Kyle's first interview
See Kyle's follow-up interview:
Published on Insight Of The Day from Bob Proctor
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