Tenemos una historia que
contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish story)
“¡Queremos a Ike!”: El regalo de ser incluido
Ike Ditzenberger había
visto a sus hermanos mayores jugar futbol americano. Creció idolatrándolos e
imitándolos. Ike quería jugar futbol también. Y hasta se atrevió a hablar de su
sueño de jugar fútbol americano universitario. Gran cosa, ¿verdad? Esto
significaba que él era como miles de otros adolescentes que sueñan con ser un
héroe en el campo de futbol.
De hecho, Ike es muy
diferente a un jovencito "promedio"
de la adolescencia. El joven de 17 años de edad de la Snohomish (Washington) High School tiene Síndrome de Down. Su
cuerpo de 1.68 m. de altura, y 72 kilos de peso no es el de un atleta, y no
tiene las habilidades motoras para competir en un juego en el que podría salir
herido muy fácilmente.
Ike tiene la suerte de
tener una familia que lo apoya. Más que eso, sus compañeros le han dado a Ike
el regalo que más les importa a tantos niños que tienen una discapacidad, un
aspecto diferente, o se destacan por las razones equivocadas - el don de la inclusión. Y más
específicamente, el entrenador de fútbol de Snohomish
deja a Ike asistir a las prácticas y pasar el rato con los chicos que admira.
El entrenador Mark Perry ha creado incluso una jugada con la que termina cada
práctica del equipo universitario. Llamada la “Especial de Ike”, la ofensiva le pasa el balón a Ike. Y él siente
la emoción de correr hacia una suave línea defensiva de sus amigos.
El viernes 24 de septiembre
de 2010, el equipo de Snohomish,
tradicionalmente competitivo, estaba sufriendo su cuarta derrota de la
temporada. Una paliza de 35-0 a manos del invicto High Lake Stevens estaba misericordiosamente a punto de terminar.
Con 10 segundos en el reloj, el entrenador Perry escuchó el grito de "¡Queremos a Ike!" cantado
desde las gradas, puso a Ike Ditzenberger en el grupo de corredores, y pidió la
“Especial de Ike”. Vistiendo el No.
57, Ike tomó la pelota y comenzó a correr a la izquierda. A pesar de que
parecía que había salido de los límites, los árbitros dejaron que el juego
continuara, sus compañeros corrieron junto
a él defendiéndolo, mientras que los jugadores de Lake Stevens hacían pocos esfuerzos para llegar a él.
En el momento en que el
reloj había expirado, Ike se encontraba en la zona de anotación. Había corrido
51 yardas y anotó el único touchdown de Snohomish
de la noche. Se puso a bailar en la zona de anotación. La jugada que funcionó cada
vez que la practicaban había funcionado esa noche en un juego real. Y Ike se
dirigió hacia la banda, se quitó su casco, lo levantó al aire, y - en palabras
de su mamá - "gritó como loco."
Los adultos en las gradas
estaban llorando. Los jugadores de Lake
Stevens habían renunciado a una blanqueada por algo mucho más importante. Los
entrenadores y jugadores de Snohomish
habían dado el último paso para hacer de Ike "uno de los chicos" con el equipo.
Con todos los escándalos en
el deporte a todos los niveles, es un placer conocer una historia que confirma
lo que los juegos se supone deben enseñar - carácter, espíritu deportivo,
espíritu de equipo y confianza en sí mismo. Ike y sus hermanos mayores pueden
ahora hablar de fútbol como nunca antes por el resto de sus vidas. Los chicos
en el campo esa noche maravillosa van a poder hablar siempre sobre la jugada
más importante ocurrida en su preparatoria.
Si te la perdiste, la
puedes ver dando un “Clic” aquí.
Es la jugada sobresaliente que
no querrás perderte.
¡La gran jugada!
Rubel
Shelly
Rubel Shelly es un
predicador y profesor de Religión y Filosofía ubicada en Rochester Hills,
Michigan. Además de la iglesia y responsabilidades académicas, ha trabajado
activamente con los proyectos comunitarios tales como: Habitat for Humanity,
American Red Cross, From Nashville With Love, Metro (Nashville) Public
Schools,Faith Family Mediacal Clinic, y Operation Andrew Ministries. Para
obtener más información acerca de Rubel por favor vaya a: www.RubelShelly.com
Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea
Here the English version…
“We Want Ike!”: The Gift of Being Included
Ike Ditzenberger had watched his big brothers play
football. He grew up idolizing and imitating them. Ike wanted to play football
too. And he even dared to talk about his dream of playing college football. Big
deal, right? It just means that he is like thousands of other teenagers who
dream of being an on-field hero.
As a matter of fact, Ike is quite different from
your "average" teenage boy. The 17-year-old junior at Snohomish
(Washington) High School has Down Syndrome. His 5-foot-6, 160-pound frame isn't
that of an athlete, and he doesn't have the motor skills to compete in a game
where he could get hurt very easily.
Ike is fortunate to have a supportive family. More
than that, his classmates have given Ike the one gift that matters most to so
many kids who have a handicap, look different, or stand out for the wrong
reasons - the gift of inclusion. Still more specifically, Snohomish's football
coach lets Ike come to practices and hang with the guys he admires. Coach Mark
Perry has even created a play that ends every varsity practice. Called the Ike
Special, the offense hands the ball to Ike. And he gets the thrill of running
it toward a soft defensive line of his friends.
On Friday, Sept. 24, 2010, the traditionally
competitive Snohomish was absorbing its fourth loss of the season. A 35-0
drubbing at the hands of undefeated Lake Stevens High was mercifully about to
end. With 10 seconds left on the clock, Coach Perry heard the "We want
Ike!" chant from the stands, put Ike Ditzenberger into the backfield, and
called the Ike Special. Wearing No. 57, Ike took the ball and began to run
left. Although he appears to have stepped out of bounds, officials let the play
continue - as his teammates ran interference and Lake Stevens players made
reluctant efforts to get to him.
By the time the clock had expired, Ike was in the
end zone. He had run for 51 yards and scored Snohomish's only touchdown of the
night. He got to dance in the end zone. The play that worked every time in
practice had worked that night in a real game. And Ike got to head to the
sidelines to rip off his helmet, pump it in the air, and - in his mom's words -
"scream like a banshee."
Grownups in the stands were crying. Lake Stevens
players had given up a shutout for something far more important. Snohomish
coaches and players had taken the final step in making Ike "one of the
guys" with the team.
With all the scandals in sports at all levels, it's
nice to come across a story that affirms what games are supposed to teach -
character, sportsmanship, team spirit, and self-confidence. Ike and his big
brothers can talk football like never before for the rest of their lives now.
The guys on the field that wonderful night can talk forever about the biggest
play in their high school careers.
If you missed it, go to. Just Click here to watch
the play. It's a highlight play you don't want to miss.
The great play!
Rubel Shelly
Rubel Shelly is a Preacher and Professor of
Religion and Philosophy located in Rochester Hills, Michigan. In addition to
church and academic responsibilities, he has worked actively with such
community projects as Habitat for Humanity, American Red Cross, From Nashville
With Love, Metro (Nashville) Public Schools, Faith Family Medical Clinic, and
Operation Andrew Ministries. To learn more about Rubel please go to: www.RubelShelly.com
Originally published on Insight Of The Day from Bob
Proctor
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