Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below
the Spanish version)
Un Gran Salto
Era un lunes por la noche en octubre de 2008 cuando
sentí un extraño dolor en el pecho. Mi cuerpo me estaba diciendo algo y
necesitaba escucharlo. Por cinco años había sido un mandamás en una gran
compañía de coaching (asesoría).
Tenía un prestigioso título, toneladas de reconocimientos, había asesorado a
personas increíbles, y estaba ganando muy buen dinero con todo y que la
economía de los Estados Unidos caía por un resbaladero y sin tocar baranda.
El problema era que ya no me sentía en consonancia con
la compañía. Bueno, estoy siendo amable. La verdad es que la compañía tenía una
dirección deprimente de parte de los dueños y era muy doloroso trabajar allí.
Era un ambiente patético, triste, basado en el miedo, y me sentiría con un cero
en integridad si me quedaba. Todo el prestigio, reconocimiento y dinero pueden
haber satisfecho mi ego, pero no significaban nada para mi cuerpo y mi alma. Es
por eso que me sentí como si estuviera presentando un tumor canceroso.
Aunque era la primera vez que mi cuerpo reaccionaba
tan intensamente, en mi corazón sabía que había estado en un callejón sin
salida desde hace años. Aún así, me quedé. Me quedé llamada tras llamada, hora
tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, y año tras año
aunque no me sentía del todo bien.
¿Por qué me quedé tanto tiempo en una situación en la
me sentía tan mal? ¿Por qué me quedé cuando no podía cambiarla y veía que sería
cada vez peor? En pocas palabras, me quedé por miedo. En esa época no tenía un
plan de respaldo. Recientemente había iniciado mi propio negocio de consultoría
“por fuera”, pero apenas si producía algún
ingreso. Cada vez soñaba más frecuentemente con ser el amo de mi destino, mi
entusiasmo se elevaba, pero entonces las dudas llegaban para desanimarme. “¡Debía estar loco al siquiera considerar abandonar
el barco en una mala economía!”
Avanzando y retrocediendo pasé varios meses luchando
sobre la decisión, con mis lazos con el dinero y la seguridad venciendo sobre
mi deseo, y con mi autoestima cayendo en picada. Avancé unos cuantos pasos, para
luego detenerme en seco preguntándome: “¿Cómo
va a funcionar esto?” No tenía idea en ese entonces de como responder a esa
pregunta.
Sin embargo, en el momento en que sentí ese terrible
dolor en mi cuerpo, supe lo que tenía que hacer. Mi miedo estaba siendo sobrepasado
por mi biología. Completé todas mis llamadas de asesoría de la semana, después
llamé a mi jefe y respetuosamente renuncié. Decidí que mi vida era demasiado
valiosa para seguir haciendo ese trabajo. Recuerdo que pensé que si perdía
hasta el último centavo que tenía en perseguir mi pasión y construir mi propio
negocio, no importaría.
Con eso, di un gran salto de fe hacia un abismo incierto.
Y tengo que decirte ¡Que fue lo más
asombroso que he hecho! La sensación fue emocionante.
El dolor en mi cuerpo desapareció.
Mirando atrás, me di cuenta que renunciando estaba
simplemente practicando lo que predicaba. Tomé el consejo que les había estado
dando a mis clientes y lo puse en práctica. Estar en la compañía no me hacía bien,
y sentirse bien debe ser una prioridad en la vida y en el trabajo. Como no
podía cambiar la forma en que la compañía me hacía sentir, tenía que salirme.
Más importante aún, yo quería, no necesitaba, estirar
mis alas y ver lo que podía llevar a cabo utilizando las habilidades y los
conocimientos que había estado perfeccionando, de tal manera que sería un
ganar-ganar-ganar- haciendo lo que me gusta todos los días, creando libertad
financiera para mí, y ser increíblemente feliz siendo yo mismo ante los demás.
Después de unas muy merecidas vacaciones, seguí adelante
y creé una visión de lo que quería y como podía lograr esa diferencia que sentí
que estaba aquí para realizar. En mi corazón y mis entrañas supe que tenía
mucho más que dar en la vida. Tenía una enorme cantidad de energía, pasión y
amor dentro de mí que estaba lista para explotar como una bomba nuclear. Sabía
que el propósito de mi vida era el servicio y que la asesoría era el vehículo.
Afortunadamente eso me quedó claro en mi antiguo T-R-A-B-A-J-O.
A continuación tomé acciones y muchas. Inmediatamente
mejoré mi sitio web. Creé productos que podrían ser vendidos en línea. Establecí
alianzas y empresas conjuntas. Construí mi base de datos de correos
electrónicos. Ofrecí llamadas gratis de asesoría para obtener nuevos clientes.
A decir verdad, trabajé muchísimo por varios meses seguidos.
También, trabajé en mí. Me ejercité intensamente,
mejoré mi nutrición, y trabajé diariamente para fortalecer mi auto-confianza.
Sabía que mi éxito dependía tanto de lo que estaba haciendo como de quien
estaba yo siendo como persona. Evalué mis decisiones pasadas para ver donde mi
vida había tomado la dirección equivocada, descubriendo en el proceso que cada
trabajo que había tenido en el pasado era algo “seguro” que garantizaba el estilo de vida que quería, a pesar de
que el precio había sido vender mi pasión.
Hoy me siento afortunado de que la energía de mi
trabajo anterior era tan desgastante que me vi obligado a abandonar de la
situación. Si la dinámica hubiera sido mejor, probablemente no estaría en el
camino que estoy ahora. En el momento en que di mi gran salto, estaba listo
para tomar el control de mi vida y empezar a hacer una gran aportación. Estaba
listo para crear una situación en la que no notaría la diferencia entre
trabajar y jugar. Había hecho prosperar económicamente otras personas mientras
ponía mis propios sueños en espera. Dejé de preocuparme por lo que otros
pudieran pensar o decir sobre mis decisiones. Estaba listo para encontrar la
verdadera felicidad, ponerle fin a la tolerancia, y vivir la vida al nivel más
alto posible. Estaba listo para vivir la vida que quería y merecía.
Para mí, la pasión es un estilo de vida. Mi vida consiste
en el equilibrio entre ganar tanto como sea posible en el menor tiempo, para
que así pueda disponer de un tiempo para mí y enfocarme en las relaciones más
importantes de mi vida. Nada me hace más feliz que la creatividad. Mis días
incluyen tomar videos para mi blog, escribir libros, y desarrollar contenidos
para mi siguiente tele seminario. El resto del tiempo, me siento en la playa “trabajando” en mi bronceado mientras diseño
el plan maestro para mi negocio.
Escucha, yo no afirmo que sé mucho, pero si sé una
cosa: nadie va a salir de este juego vivo. Vamos a morir algún día. Así que
necesitamos preguntarnos ¿Cuándo vamos a
vivir realmente? ¿Por qué nos
quedamos en situaciones que no queremos? En mi caso me quedé por miedo.
Pero tan pronto como decidí dar el salto, tan pronto como dije: “este es el paso que estoy dando”, el
miedo se desvaneció.
Di el gran salto, y la red protectora apareció.
Rich German
Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day
de Bob Proctor
Adaptación al Español: Graciela Sepúlveda y Andrés
Bermea
Here the English version…
One Giant Leap
It was a Monday night in
October 2008 when I felt a strange pain inside my chest. My body was telling me
something and I needed to listen. For five years, I had been a top dog at a
major coaching company. I had a prestigious title, got a ton of recognition,
coached incredible people, and was making good money even as the U.S. economy
was sliding down the tubes without touching the sides.
The problem was that I no
longer felt aligned with the company energetically. Okay, I am being nice. The
truth was that the company had dismal direction from its owners and it was
extremely painful to work there. This was a pathetic, sad, fear-based
environment, and I felt like I had zero integrity staying. All the prestige,
recognition, and money may have satisfied my ego, but they meant nothing to my
body and soul. That's why I felt like I was manifesting a cancerous tumor.
Though this was the first time
my body had reacted so intensely, in my heart I knew I was in a dead-end
situation for a few years. Even so, I stayed.
I stayed call after call, hour
after hour, day after day, week after week, month after month, and year after
year even though it didn't feel good at all.
Why did I stay so long in a
situation that felt so bad? Why did I stay when I could not change it and saw
that it would only get a lot worse? Quite simply, I stayed out of fear. At that
time, I did not have a solid backup plan in place. I had recently started my
own coaching business "on the side," but it was barely producing any
income. As I dreamed more often of being the master of my destiny, my
excitement level would rise, but then doubt would kick in to discourage me.
"I must be crazy even to consider jumping ship in a bad economy!"
Back and forth I went for
months wrestling over the decision, with my ties to money and security winning
out over my desire and my self-respect taking a nose dive. I'd take small steps
forward, and then halt in my tracks wondering, "How is this going to
work?" I had no idea back then how to answer that question.
Still, the moment I felt the
awful feeling in my body, I knew what I had to do. My fear was being overridden
by my biology. I completed all my coaching calls for the week, then called my
employer and respectfully quit. I decided my life was too valuable to do that
job anymore. I remember thinking that if I lost every dime I had on pursuing my
passion and building my own business it would not matter.
With that, I took a giant leap
of faith into an uncharted abyss. And I have to tell you, it was the most
amazing thing I ever did! The feeling was exhilarating.
The pain in my body vanished.
Looking back, I realized that
by quitting I was simply practicing what I preach. I took the advice I had been
giving to my clients and did it. The organization did not feel good and feeling
good has got to be a top priority in life and in business. Since I couldn't
change the way that company was going to feel, I had to get out.
More importantly, I wanted, no
needed, to stretch my wings and see what I could accomplish using the skills
and insights I'd been honing in a way that would be a win-win-win-doing what I
loved every day, creating financial freedom for myself, and being insanely
happy making a difference for other people.
After a well-deserved
vacation, I went ahead and created a vision of what I wanted and how I could
make the difference that I felt I was here to make. In my heart and gut I knew
there was so much more for me to do in life. I had a crazy amount of energy,
passion, and love inside me that was ready to explode like a nuclear bomb. I
knew my life's purpose was to be of service and that coaching was the vehicle.
Fortunately that much had become clear to me at my old J-O-B.
Next, I took action-and lots
of it. I immediately improved my website. I created products that could be sold
online. I developed alliances and set up joint ventures. I built up my email
database. I offered free coaching calls to get new clients. Truthfully, I
worked my butt off for several months in a row.
Also, I worked on myself. I
exercised intensively, stepped up my nutrition, and worked daily to strengthen my
self-confidence. I knew my success was contingent upon both what I was doing
and who I was being as a person. I evaluated my past choices to see where my
life had turned in a wrong direction, discovering in the process that every job
I'd taken in the past was a "safe" one that guaranteed me the
lifestyle I wanted, even though the price had been selling my passion short.
Today I feel fortunate that
the energy of my former job was so draining that I was forced out of the
situation. If the dynamic had been better I probably would not be on the path I
am on now. By the time I took my giant leap, I was ready to take control of my
life and begin making a huge contribution. I was ready to create a situation in
which I would not know the difference between work and play. I was also done
making other people wealthy while I put my own dreams on hold. I was no longer
concerned about what people might think or say about my choices. I was ready to
find real happiness, end toleration, and live life at the highest level
possible. I was ready to live the life I wanted and deserved.
For me, passion is a
lifestyle. My life is about having balance and earning as much as possible in
as little time as possible so I have time to take of myself and to focus on the
most important relationships in my life. Nothing makes me happier than
creativity. My days include shooting videos for my blog, writing books, and
developing content for my next teleseminar. The rest of the time, I am sitting
on the beach "working" on my tan while devising the master plan for
my business.
Listen, I don't claim to know
too much, but I do know one thing: none of us are getting out of this game
alive. We are going to die one day. So we really need to ask, when are we going
to really live? Why do we stay in situations we don't love?
In my case, I stayed because
of fear. But as soon as I made the decision to leap, as soon as I just said,
"This is the move I am making," that fear melted away.
I took one giant leap. And the
net appeared.
Rich German
Posted by Bob Proctor on “Insight of theDay”.
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