Compilado por Graciela Sepúlveda
A
veces resulta asombroso que en nuestros días se torne difícil hacer bien las
cosas, porque mucho de lo que nos rodea está corrupto, sin embargo, como le
escuché decir en una ocasión al Rector del Instituto Tecnológico de Monterrey
David Noel Ramírez, “el mal es mal aunque todos los hagan y el bien es bien
aunque pocos lo practiquen”, sobre esto habla la semblanza de hoy, es la
historia de un hombre africano, Strive Masiyiwa, quien logró después de sufrir
muchas tribulaciones, perder todo lo que tenía, y luchar contra su gobierno,
ganar la batalla por el camino de la honestidad y rectitud, y ahora es el
hombre más rico de Zimbabwe, no cabe duda que lo que siembras, cosechas…
Cuando Strieve tenía 12 años sus padres
pudieron enviarlo a estudiar a Europa, a una escuela privada en Edimburgo,
Escocia. Cuando se graduó de preparatoria en 1978, viajó de nuevo a Zimbabwe,
con la intención de unirse a las fuerzas de la guerrilla por la independencia.
Sin embargo uno de los oficiales de alto rango le dijo: “Mira, estamos a punto de ganar de todos modos, y lo que realmente
necesitamos es gente como tú para ayudar a reconstruir el país.” Entonces Masiyiwa
tomó el consejo del hombre y volvió a la escuela en Gran Bretaña para obtener un
título en ingeniería en electrónica y electricidad de la Universidad de Gales
en 1983. Trabajó brevemente en la industria de la computación en Cambridge,
Inglaterra, pero pronto volvió a Zimbabwe en 1984, con la esperanza de ayudar a
la recuperación del país después de la guerra de independencia que se había
ganado en 1980.
Masiyiwa empezó a trabajar en Zimbabwe Posts and Telecommunications
Corporation (ZPTC) la compañía telefónica estatal, como ingeniero en jefe,
ascendiendo rápidamente en la compañía. Sin embargo se sentía frustrado con la
burocracia del gobierno, así que dejó ZPTC en 1988, y con el equivalente a $75 Dlls. inició una empresa
de instalaciones eléctricas para las construcciones llamada Retrofit Engineering, fue elegido como el
hombre de negocios más joven de la historia de Zimbabwe en 1990.
Masiyiwa logró reconocer el gran potencial
de los teléfonos inalámbricos en el África subsahariana, que son los países
africanos que quedan al sur del desierto del Sahara, debido a que la región
tenía sólo dos teléfonos de línea fija por cada cien personas en la década de
1990. Vio que las redes inalámbricas serían mucho más rápidas y menos caras de
construir que las redes terrestres, ya que éstas últimas requerían encadenar kilómetros
de líneas telefónicas a través de terrenos difíciles. El servicio telefónico
inalámbrico también sería menos vulnerable que las líneas telefónicas
tradicionales al robo de cable de cobre para su reventa, con todo esto Masiyiwa
primero se acercó a ZPTC (donde él había trabajado) para ofrecer la formación
de una red de telefonía móvil en Zimbabwe. La compañía no estaba interesada, y
le dijeron que los teléfonos celulares no tenían futuro en el país.
Entonces Masiyiwa decidió crear una empresa
de telefonía celular por sí mismo, Econet Wireless. Sin embargo se encontró con
una feroz oposición, primero de ZPTC, que le dijo que ellos tenían el monopolio
en las telecomunicaciones, y en segundo lugar por parte del gobierno de
Zimbabwe, que lo inundó con trámites burocráticos y demandas de sobornos. Como
cristiano devoto, Masiyiwa se oponía al pago de sobornos a funcionarios, el
gobierno amenazó con procesarlo si se atrevía a continuar con sus planes.
Masiyiwa se negó a ceder a la intimidación así que llevó el caso a la corte,
desafiando el monopolio del gobierno sobre las telecomunicaciones y buscando
sus derechos para operar una empresa de telefonía móvil en Zimbabwe, sobre la
base de que la denegación constituía una violación de la "libertad de expresión".
Fue un caso histórico que persistió durante
cerca de cinco años y que eventualmente llegó hasta la Suprema Corte.
Sus graves problemas iniciaron cuando
demandó al gobierno, pues éste era su principal cliente en la empresa Retrofit Engineering, el gobierno
canceló inmediatamente los contratos que tenía con la empresa, lo que tuvo
consecuencias desastrosas para Masiyiwa, pues a los pocos meses ya no podía
pagar los sueldos de sus empleados y más adelante tuvo que vender sus activos
para poder financiar la batalla legal contra el gobierno. Poco después los
fondos de los Masiyiwa se habían terminado y la estaban pasando muy mal pues no
tenían ni que comer, pero su fe nunca decayó y Masiyiwa junto con su esposa
continuaron luchando. Masiyiwa da todo el crédito de sus logros a Dios, pues
junto a su esposa oraban y pedían, de hecho su esposa prometió que si ganaban
la batalla contra el gobierno iban a ayudar a tantos pobres como pudieran
mientras vivieran. Y así fue, en diciembre de 1997 la Suprema Corte de Zimbabwe
otorgó a Econet Wireless licencia para instalar su compañía de telefonía
celular en Zimbabwe, y unos meses antes, en un acto de fe, los Masiyiwa habían
registrado “Capernaum Trust”, una
organización benéfica que le daría educación a los niños necesitados,
principalmente a los niños que quedaron huérfanos por el SIDA, y estos niños
que ya crecieron, son apoyados para seguir sus estudios en universidades
prestigiosas del mundo. Son cientos de miles de niños a los que apoyan con
educación, alimentación y salud.
Masiyiwa introdujo Econet Wireless en julio
de 1998 en la bolsa de valores local como gesto de agradecimiento para
recompensar a los miles de personas que lo apoyaron durante su larga batalla
legal contra el gobierno de Zimbabwe.
Actualmente Econet Wireless es una empresa
de telecomunicaciones privada global con operaciones de negocio e inversiones
en más de 20 países en África, América Latina, el Reino Unido, Europa, China,
Emiratos Árabes Unidos (la EAU), y Nueva Zelanda. Otras actividades de Econet
incluyen servicios financieros, energía renovable, y soluciones con energía
solar. Strive Masiyima es el hombre más rico de Zimbabwe, aunque ya no vive
ahí, en el 2000 se fue a vivir a Sudáfrica y posteriormente se mudó a Londres
desde donde maneja todos sus negocios. Pasa el 50 por ciento de su tiempo
trabajando y el otro 50 por ciento en sus actividades filantrópicas. Apoya a
muchísimas asociaciones de caridad en todo el mundo y pertenece al consejo de
muchas otras.
Masiyiwa se ha convertido en un modelo de
éxito para otros jóvenes africanos emprendedores por su gran visión,
determinación y especial persistencia. Ha ganado numerosos reconocimientos
nacionales e internacionales. Él atribuye su éxito en parte a su integridad
ética que ha desarrollado a través de la práctica devota de leer la Biblia una
hora cada mañana.
Que
increíble la historia de este gran hombre, pues siempre mantuvo su integridad
personal y su orientación de pensar en los demás, ya que regresó a su país,
pudiendo quedarse en Inglaterra, para ayudar en la reconstrucción después de la
guerra. Además una de sus intenciones al querer abrir la compañía telefónica
era que muchos más africanos tuvieran acceso a un teléfono y pudieran
comunicarse con sus seres queridos, pues en 1990 el 70 por ciento de los
africanos nunca había oído el timbre de un teléfono, compartió las ganancias de
su compañía que crecía como la espuma con sus accionistas, y no se diga todo lo
que ha hecho por los niños huérfanos de África al proporcionarles una vida
digna y con un futuro prometedor.
- Identifica una necesidad humana y acércate y conócela más.
- Sé paciente y perseverante, nunca te des por vencido
- Trabaja duro y mantente enfocado
- Reza mucho
- Devuelve. Lo que das vuelve a ti diez veces
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