Compilado por Graciela Sepúlveda
En
los cuatro años y medio que llevo compartiendo cada sábado estas semblanzas,
ninguna me había conmovido e inquietado tanto como esta que hoy les comparto;
en toda la investigación que hice me enteré de cosas muy fuertes y tremendas,
sin embargo, gracias a la Hermana Consuelo Morales se ve un rayo de luz y
esperanza para tantas familias destrozadas por la ausencia de algún ser querido
desaparecido, mi respeto y admiración por todo el valor y coraje que cada día
muestra este valioso ser humano…
Consuelo Morales Elizondo nació en
Monterrey, Nuevo León, México, en 1948, es la mayor de dos hermanos, y desde
muy pequeña se veía en ella el interés por ayudar a otras personas, además,
desde su primera infancia, dice que se ponía una toalla en la cabeza y jugaba a
ser religiosa que daba clases, cantaba y cuidaba a los muñecos, además de que
rezaba por esto y por aquello. Durante los años sesenta, cuando Consuelo era una
jovencita, su madre le regalaba joyas, autos, la ropa elegante que otras chicas
querían, todo con la intención de borrarle la idea de ser monja, sin embargo,
al regresar de un intercambio en Canadá a donde fue a estudiar inglés, decidió
entrar a una congregación regiomontana. Tenía 21 años.
Después de esto se fue durante 7 años a
Veracruz y a otros estados, donde trabajó con comunidades indígenas y
campesinas. Todo esto confirmó su vocación de servicio, sin embargo, luego de estos
7 años decidió salir de la comunidad religiosa, pues buscaba otro tipo de
compromiso social. Esta búsqueda la llevó a la Ciudad de México en donde estuvo
trabajando algunos años con niñas abandonadas en la Casa Hogar IMAN, que ahora
es Casa
Hogar para Niñas DIF. Y estando en México aprovechó para estudiar la
carrera de Trabajo Social en la Escuela de Trabajo Social Vasco de Quiroga.
Unos años después Consuelo conoció la
Congregación de Notre Dame, Canónigas
de San Agustín, a la cual ingresó, pues se identificó plenamente por sus
ideales de búsqueda de justicia.
En 1993, ya dentro de esta comunidad y a
sus 45 años, regresó a Monterrey, su ciudad natal, la cual encontró plagada de
abusos pero sin la protección de alguna organización de Derechos Humanos, por
lo que fundó CADHAC, Ciudadanos en Apoyo
de Derechos Humanos A.C. CADHAC trabaja principalmente los temas de
violaciones a derechos humanos en los centros penitenciarios de Nuevo León,
tortura, los abusos policíacos y de autoridad, temas de violencia contra la
mujer, abusos a menores, entre otros y desde el 2009 la Hna. Consuelo Morales y
CADHAC hacen un importante trabajo en la problemática de personas
desaparecidas.
La Hna. Consuelo y su asociación han
servido de puente entre los familiares de las víctimas y la autoridad, porque
las más de las veces ésta última no les hacía caso o se tardaba mucho en los
procesos. Cuando fue mucha la demanda y la Hna. Consuelo no se daba abasto para
ayudar en todos los casos, aparecieron mujeres dispuestas a ser voluntarias en
todo lo que se necesitara, los familiares de las víctimas son brazos de la Hna.
Consuelo, y ante la falta de financiamiento para tener colaboradores pagados,
son ellas las que toman datos, llevan documentos al Ministerio Público,
organizan reuniones de análisis, etc.
La Hna. Consuelo brinda apoyo y palabras
que sostienen a las madres y esposas en su gran dolor de no saber dónde se
encuentran sus seres queridos, y no solo palabras, sino que las guía para que
sepan a donde ir, donde buscar, que hacer, ahí tienen un lugar donde llorar,
donde gritar, donde enojarse, donde pelear sin ser juzgadas.
CADHAC ha ido elaborando instrumentos
legales que ayudan a las familias, por ejemplo en marzo de 2014 se inauguró la
oficina del Grupo Especial de Búsqueda
Inmediata (GEBI) que investiga el paradero de personas en las primeras 72
horas de haber ocurrido la desaparición. Las denuncias se pueden hacer las 24
horas, los 365 días del año. Gracias a esto el 88% de las personas que se
reportan como extraviadas han sido encontradas, y el 97% de éstas han sido halladas
con vida.
Del 2011 al 2015 pudieron hacer un buen
trabajo con la Procuraduría donde los familiares le apostaron a la legalidad,
rompieron la desconfianza y se pudo hacer un trabajo serio.
Lo que la Hna. Consuelo ha hecho es tratar
de proporcionar una ayuda integral con muchos voluntarios. El área jurídica
cumple su misión en la revisión de expedientes, hablar con el ministerio
público, etc. la parte legislativa trata de ver qué instrumentos legislativos
se requieren para ir avanzando en este camino, el área de educación y
psicosocial, organiza cada miércoles reuniones con la familia y el área de
psicología atiende a los chiquitos y chiquitas que son familiares de personas
desaparecidas.
Una mujer con un familiar desaparecido
comenta que “ésta fue la primera oficina
en la que vi a todo mundo trabajando. Uno llega con las autoridades cargando su
dolor y los empleados siguen a carcajada batiente”.
En las reuniones que se llevan a cabo en
CADHAC todos exponen brevemente las novedades de sus casos bajo la tutela de
Consuelo. Hay dolor y preocupación. También cansancio. Pero por encima, hay
solidaridad. Esa que no encuentran en las instancias oficiales. Continuamente,
Consuelo les da ánimos “Recuerden que no
estamos solos” siempre les dice.
El trabajo riguroso que Consuelo realiza
claro que la ha convertido en una figura incómoda. Ni siquiera cuando los más
conservadores han gobernado en Nuevo León ha causado simpatía. Consuelo y sus
colaboradores coinciden en que de 1997 a 2003 ha sido el período en el que más
hostigamiento ha sufrido. Una mañana, en la puerta de la organización,
aparecieron gatos descabezados y mensajes intimidatorios. Siguieron las
amenazas telefónicas. La presencia de hombres sospechosos mañana, tarde y
noche. Eran las épocas en que CADHAC documentaba las torturas y vejaciones que
sufrían los presos de Nuevo León.
A la intimidación, siguió el cerco de las
élites financieras. Un grupo de grandes empresarios envió al entonces Cardenal
Adolfo Suárez Rivera una serie de informes que concluían que Consuelo era un
peligro e incluso sugerían encarcelarla. El cardenal respondió a estos hombres:
“He leído con detenimiento lo que me han
mandado y no tengo nada qué decir. Si quieren meter a Consuelo a la cárcel,
adelante. Pero si la tocan a ella, me tocan a mí”.
En los últimos meses de 2008, Consuelo
sufrió actos de intimidación por la protección de áreas naturales protegidas y
por la defensa de tierras en municipios campesinos. Aquel año, Amnistía
Internacional pidió a activistas de todo el mundo que enviaran cartas al entonces
gobernador para comprometerlo a garantizar la seguridad de la hermana. Se
enviaron 3 mil cartas y Consuelo recibió copia de cada una. Con ellas tapizó
las paredes de la organización en la Navidad.
El poder se ha dado cuenta que ir contra
Consuelo es darse contra la pared. Aun así, todavía hay quien lo intenta. Sin
embargo, cuando se tiene una misión tan clara, se pasa incluso por encima del
miedo para lograrla y se sigue luchando porque prevalezca la justicia.
La Hna. Consuelo ha sido distinguida con varios
premios muy importantes, entre ellos, en 2010 el Premio Nacional por la
Igualdad y contra la discriminación que otorga el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación (Conapred); en 2011 por su remarcable contribución
al movimiento de derechos humanos fue distinguida con el reconocimiento Alison Des Forges al Activismo
Extraordinario que otorga Human Rights Watch. En diciembre del 2014 recibió la
Medalla al Mérito Cívico “Presea Estado
de Nuevo León”, máximo reconocimiento que otorga Nuevo León. En febrero de
2015 recibió el Premio Franco Alemán de Derechos Humanos “Gilberto Bosques”, que otorgan las embajadas de Alemania y Francia
en México. Además recibió una medalla por parte del Senado francés en mayo del
2015. Y también en el 2015 recibió el Premio Nacional de Derecho Humanos, que
otorga la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México. En diciembre de 2015
el Embajador de Canadá en México reconoció su labor de Derechos Humanos y se
comprometió a seguir trabajando en dichas causas sociales.
En 2015 la Hna. Consuelo aparece en el
documental “Lo Que Reina en las Sombras”,
del director Bernardo Ruíz como una de las tres historias que relatan el
impacto de la violencia derivada de la “guerra
contra el narcotráfico” en el norte de México.
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