Compilado por Graciela Sepúlveda
Hace
14 años la idea de llegar a Marte parecía sacada de un cuento de ciencia
ficción, hoy en día un equipo de 200 científicos, uno de ellos mexicano,
analiza los indicios de vida pasada en el planeta rojo pero también la manera
de crear, en el futuro, un ambiente similar al de la Tierra para sembrarla y
poder crear colonias de seres humanos, el mexicano que ha destacado en esta
misión es el Dr. Rafael Navarro González, les compartimos su semblanza…
Rafael Navarro González nació en la ciudad
de México, D.F. el 25 de abril de 1959. Él recuerda que su curiosidad respecto
al origen de la vida y de la existencia de vida en otros planetas distintos a
la Tierra apareció cuando vio las noticias de la llegada del hombre a la Luna
en 1969. Sus padres eran comerciantes de artículos de ferretería, tuvieron
cinco hijos a los cuales apoyaron en sus sueños, lo cual facilitó el camino de
Rafael, de hecho, de esos cinco hermanos, tres se dedicaron a las ciencias
biológicas.
Rafael estudió la licenciatura en Biología
en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) terminándola en 1983,
después Rafael fue invitado por Cyril
Ponnamperuma, uno de los investigadores más prestigiados en el área del
origen de la vida, a estudiar en su laboratorio de Estados Unidos. Que
importante es que mientras estudias no te conformes con solo llevar las clases,
sino investigar más, conectarte con el mundo, destacar, y así puedes lograr
cosas tan importantes como esta que logró Rafael, y que lo condujo a realizar un
doctorado en Química en la Universidad de Maryland
en College Park en 1989; y al
terminar estos estudios se incorporó al Instituto de Ciencias Nucleares como
investigador.
En 1993 decidió regresar a México mediante
un programa de repatriación de cerebros que se habían fugado por la crisis
económica y la UNAM y el Instituto de Ciencias Nucleares le brindaron estímulos
económicos y espacio para fundar su Laboratorio de Química de Plasmas y
Estudios Planetarios, con una inversión aproximada al millón de dólares. Éste
comenzó a funcionar en 1996.
Desde que estaba en preparatoria a Rafael
también le impactaron las exploraciones que se hicieron en Marte con el Vikingo
1 y el Vikingo 2, donde, según recuerda, la conclusión de las exploraciones fue
que no había vida en Marte, él nunca se imaginaría que sus investigaciones
demostrarían lo contrario más adelante.
En el 2001 lo invitaron de la NASA a buscar
en la Tierra un ambiente que se pareciera mucho a Marte, se sabe que Marte es
un desierto, y en la Tierra hay muchos desiertos, pero se trataba de encontrar
el más árido, ¿y saben dónde lo encontró?
¡En Chile! En el desierto de Atacama, y de ese desierto tenía que encontrar
la parte más árida, eso le llevó como 3 años, y encontró el lugar más parecido
a la superficie de Marte, y desde entonces, gracias a su descubrimiento,
cualquier misión que salga al espacio hace pruebas ahí de sus instrumentos y
sus metodologías antes de salir a buscar vida, este descubrimiento le hizo
ganar muchos premios internacionales.
En el 2004 la NASA lanzó una convocatoria, pues
buscaba propuestas de diferentes científicos para que propusieran instrumentos
que pudiera llevar un robot que querían enviar a Marte en el 2009, Rafael ganó
con su propuesta, que era un equipo analítico químico que buscaría evidencia de
vida. A partir del 2004 empezó a trabajar y lo tuvo listo para principios del
2011, ¡siete años!, y lo incluyeron
en el robot Curiosity que fue lanzado
en un cohete desde Cabo Cañaveral en noviembre de ese mismo año, después de 9
meses de travesía el robot llegó a Marte en agosto del 2012. Y desde la Tierra
el Dr. Rafael empezó su trabajo de analizar rocas y suelo recogido por el
robot, buscando señales de algún tipo de vida. En contacto con todos los
científicos en todo el mundo, cada uno revisando su equipo, se ponían de
acuerdo para las tareas que iba a realizar el robot cada día, las señales para
el robot no podían llegar directo desde la Tierra, por lo que tenían tres
satélites alrededor de Marte que retrasmitían las ordenes al robot, ¡que maravillas de la ciencia!
Después de 2 años de estudios del robot el
Dr. Rafael pudo detectar que hubo vida en Marte, pues encontraron todas las
condiciones favorables para ello, encontraron un río y un lago secos, donde
hubo agua líquida muy parecida a la que tenemos en la Tierra, y se han
encontrado evidencias considerables de la existencia de material orgánico y de
que la mayoría de los ingredientes que se requieren para que la vida surja o
pueda subsistir en Marte están ahí, en fin, según el Dr. Rafael, en un futuro
se podrán implementar colonias tanto en la Luna como en Marte. Uno de los
descubrimientos más relevantes del doctor Navarro ha sido demostrar que las
misiones Vikingo de la NASA sí detectaron compuestos orgánicos en el suelo de
Marte, pero estos pasaron desapercibidos por los investigadores de la NASA,
pero no para el Dr. Rafael Navarro.
Tal vez podríamos imaginar que por ser un
trabajo de investigación el Dr. Navarro se la pasa encerrado en su laboratorio,
al contrario, gracias a este trabajo ha podido vivir muchas aventuras en las
regiones más extremas del planeta, pues ha participando en expediciones
científicas organizadas por la NASA en zonas alpinas tropicales, tales como el Pico
de Orizaba en México y el Pico Bolívar en Venezuela, en donde investigó el
efecto de las temperaturas en las actividades microbianas del suelo y su
impacto en la línea de los árboles; el Río Catatumbo de Maracaibo, Venezuela,
para estudiar los relámpagos del Catatumbo, el cual no tiene asociado el trueno
característico de los relámpagos de tormenta; y los desiertos más áridos de
Norteamérica (el Valle de la Muerte en el Desierto de California, Nevada, Utah
y Arizona) y Sudamérica (el desierto de Atacama, Chile y Perú) antes de
encontrar que el más árido era el de Atacama en Chile.
El Dr. Navarro se ha preocupado también en
participar activamente en la formación de recursos humanos mexicanos y del
extranjero, ha dirigido once tesis de licenciatura, siete de maestría, cinco de
doctorado y un trabajo posdoctoral. Muchas de estas tesis han recibido mención
honorífica, ganado la Medalla Alfonso Caso y/o el Premio Weizmann. También ha
sido profesor invitado en la Universidad de Maryland,
las universidades de Denis-Diderot y Val de Marne en París, Francia, y en el
Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), de los Estados Unidos. En este
último realizó su periodo sabático con el doctor Mario Molina, Premio Nobel de
Química 1995, sobre problemas de química y electricidad atmosféricas.
Entre sus merecidos reconocimientos se
cuentan: la primera Beca Sabática Mario Molina; el Reconocimiento Distinción
Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, 1998; Reconocimiento como uno de
los 300 líderes mexicanos más influyentes, la nominación en 2007 al Premio
Príncipe de Asturias en el área de investigación científica y técnica; la
Medalla Alexander von Humboldt, 2009; el Premio de la Academia TWAS en Ciencias
de la Tierra, 2009, y la Medalla Vikram Sarabhai, 2012.
El Dr. Navarro ha dado a conocer sus
investigaciones en cientos de artículos en las revistas de ciencias más
importantes del mundo, ha colaborado con diversos capítulos en 23 libros, ha
participado en diferentes documentales para Milenio
TV, Discovery Channel, National Geographic y la Corporación Emisora de Japón.
Asimismo, ha dado a conocer sus logros científicos a través de diversos
comunicados de prensa emitidos por la
Dirección General de Comunicación Social de la UNAM, Nature, Science, PNAS y
Geology, generando un gran número de citas en radio, TV y la internet, a
nivel nacional e internacional, ha participado también en más de 250 Congresos.
Su familia lo ha apoyado siempre y se
alimentan de sus conocimientos en cada charla de sobremesa. Karina, su hija,
también estudia Biología y comparte la fascinación de su padre por coleccionar
fósiles. En su casa, el Dr. Navarro tiene un estudio donde además de fósiles
atesora réplicas en miniatura de cohetes o robots que se producen por cada
misión que ha hecho la NASA.
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