"A la gente le gusta hablar de "Historias estilo Cenicienta", pero Cenicienta no consiguió llegar a su final feliz sin mover un dedo. Tuvo que asistir al baile, ser encantadora y educada y conquistar al príncipe. Por supuesto que tuvo ayuda a lo largo del camino, pero a fin de cuentas, dependió de ella hacer que el cuento de hadas tuviera su final feliz.”
Michael Oher
De niño sin hogar,
a jugador del Super Bowl
Una de mis películas favoritas es “Un sueño
posible / The Blind Side” la cual está basada en una historia verdadera, y Big Mike,
el personaje de la película, hoy juega realmente como profesional del futbol
americano, estos días, con todos los equipos luchando por pasar al Super Bowl, es
el momento ideal para compartirles algo de la inspiradora vida de Mike Oher…
Michael
Jerome Williams Jr. nació el 28 de mayo de 1986 en Memphis, Tennessee. Fue uno
de los doce hijos de Denise Oher, mujer adicta al alcohol y la cocaína, su
padre, Michael Jerome Williams, se la pasaba frecuentemente en la cárcel. Por
todo esto Michael recibió poca atención y disciplina en su infancia. Repitió
primero y segundo de primaria, y asistió a once diferentes escuelas durante sus
primeros nueve años como estudiante. Fue puesto en un hogar temporal junto con
su hermano a los siete años porque su mamá los dejaba durante varios días (incluyendo
un bebé de 14 meses) para ir a buscar drogas, y Michael alternaba entre vivir
en varios hogares temporales y dormir en la calle. Su padre fue asesinado en la
cárcel cuando él estaba en preparatoria.
Y aunque todos
estos hechos eran para que se convirtiera en un delincuente o estuviera
mendigando por las calles, a los once años, viviendo entre pandillas y drogas
miró a su alrededor y pensó: “Debe de
haber algo mejor en algún lugar”, y se retiró de ahí.
A los trece
años se levantaba a las 6 de la mañana los domingos para vender periódicos y
poder ganar dinero para comida y ropa.
En el año
2002 el padre de un amigo, con quien vivía temporalmente, inscribió a Michael
en la Briarcrest High School, una
escuela privada cristiana ubicada en Memphis. Tenía 16 años, su expediente
académico arrojaba una nota media de 0.6 y su coeficiente de inteligencia era
de 80, muy por debajo de lo normal. Además, ya medía casi 1.90 m y pesaba 156
kg, así que era imposible que pasara desapercibido. En una semana ya era famoso
en la escuela, tanto por su colosal aspecto como por su comportamiento dócil y
su constante silencio. Ante sus obvios problemas de aprendizaje entró en el programa
de educación especial de la institución, pero sin resultados. Ni siquiera el
hecho de prohibirle practicar deporte para que se concentrara en los estudios
ayudó a que aquel gigante subiera sus calificaciones.
Sean Tuohy,
padre de dos alumnos de la escuela y propietario de una cadena de restaurantes,
había visto a Michael deambulando por la institución, era imposible no fijarse
en él. Siempre llevaba la misma ropa: una camiseta descomunal y unos vaqueros
cortos que le dejaban las pantorrillas al descubierto. Un día le preguntó si
había comido y, tras recibir una respuesta titubeante, decidió abrirle una
cuenta en la cafetería del colegio para que comiera gratis todos los días. Su
ayuda se quedó ahí… hasta que entró en escena su esposa, Leigh Anne Tuohy. Lo
vio por primera vez bajando de un autobús el Día de Acción de Gracias. Estaba
nevando, pero Big Mike llevaba la misma ropa de siempre. Le preguntó a dónde
iba y dijo que a ver el entrenamiento de basketball
porque había calefacción. Al día siguiente, Leigh Anne se presentó en el
colegio, recogió a Michael y lo llevó a comprar ropa de invierno. Cuando lo
acompañó a lo que él denominaba casa y vio que era un remolque abandonado, lo
instaló con ella y su familia en su hogar, adoptándolo más adelante.
La señora
Tuohy lo ayudó para que progresara en los estudios e incluso contrató a una
pedagoga especializada en jóvenes con problemas de aprendizaje que le dedicaba
cuatro horas al día. El primer año su nota final fue de 0.9, pero el segundo,
gracias a la ayuda de los Tuohy, subió hasta 1.56. Paralelamente, se le levantó
el veto para practicar deporte y Mike probó el basketball primero y más tarde el lanzamiento de disco y de bala,
aunque el entrenador del equipo de fútbol americano le había echado el ojo e insistió
para tenerlo en su equipo. Era pasivo y no tenía demasiada idea de las nociones
básicas de ese deporte, pero poseía una fuerza asombrosa y era rapidísimo para
su corpulencia (corría las 40 yardas, unos 36 m, en 5″32), así que fue
puliéndolo poco a poco. Al final de su segundo año ya se le auguraba un enorme
futuro y habían ido a verle en acción técnicos de las principales universidades
del país.
Sin
embargo, había un problema: la NCAA (National Collegiate Athletic Association)
prohíbe por reglamento entrar en la universidad a aquellos deportistas que no
tengan una nota mínima de 2.65. Pese a seguir mejorando cada día y terminar su
trayecto escolar como el 154 de 157 alumnos, dejando de ser el último por
primera vez en su vida, su media de 2.05 era insuficiente. Su padrastro, Sean
Tuohy, averiguó que había una última oportunidad: un curso de diez días
impartido por la Brigham Young University para mejorar la nota escolar, con un
examen final a través de internet. Toda la familia se aplicó con Mike, que
finalmente logró las calificaciones apropiadas y entró en la universidad.
Aunque
recibió ofertas de becas de Tennessee, LSU (Louisiana State University),
Alabama Auburn, y Carolina del Sur, Michael finalmente decidió jugar para el entrenador
Ed Orgeron en la Universidad de Mississippi, alma mater de sus guardianes, Sean
y Leigh Anne Tuohy. Ahí Michael se convirtió en “All American” lo que significa un reconocimiento de ser el mejor
jugador en su posición de todas las universidades del país, y ahí fue donde se
labró su actual presente en la NFL,
logrando cada año en la universidad ser reconocido como un gran jugador. Y, lo
que es mejor, en su segundo año como universitario se le efectuó otro test de
inteligencia. Arrojó un resultado de 105, que corresponde a la media de una
persona normal. Hoy es capaz de hacer cosas que la mayoría de la gente da por
supuestas pero que él jamás habría podido conseguir sin la desinteresada ayuda
de los Tuohy.
En el 2006
el autor Michael Lewis publicó un libro titulado “The Blind Side”, el cual detalla la vida de Michael Oher de ser un
niño sin hogar hasta ser una estrella de futbol colegial. Después se hizo
película en el 2009 protagonizada por Sandra Bullock. La película fue nominada
al Oscar como Mejor Película del Año y Sandra Bullock ganó el Oscar como mejor
actriz.
En febrero
de 2011 Michael escribió un libro en el que cuenta su propia versión de los
sucesos de su infancia y adolescencia llamado: “I Beat The Odds: From Homelessness, to The Blind Side, and Beyond” y
lo que el más quiere es que su libro alcance a los más de 500,000 niños
americanos en hogares temporales, y a millones más que viven en lugares donde
los sueños nunca se realizan para inspirarlos y darles aliento y esperanza.
En el Draft del 2009 los Cuervos de Baltimore
lo eligieron en la primera ronda, su familia adoptiva estaba con él. Ese mismo
año firmó un contrato por 5 años y $13.8 millones de dólares, se le asignó el
jersey #74 el cual había usado también en la Universidad, en el 2013 su equipo
ganó el Super Bowl. Su posición ha variado de tackle izquierdo a tackle
derecho. Después de jugar con los Cuervos jugó con los Titantes de Tennessee, y
actualmente juega con las Panteras de Carolina, quienes han hecho una excelente
temporada, pues han ganado 14 juegos y perdido solamente 1, su número es el 73.
Graciela Sepúlveda |
Michael Oher ha superado todos los pronósticos
al haberse empeñado con gran determinación a ser alguien en la vida a pesar de
haber pasado su infancia sin padres que lo orientaran y sin un hogar que lo
protegiera. Además de la fuerte decisión de ser bueno y hacer el bien, encontró
alrededor gente que le brindó ayuda y protección y supo responder a ellos
sacando lo mejor de él y llegando a hacer realidad un sueño, logrando el éxito de
muchas formas, económico, familiar, profesional y hasta intelectual, pues logró
graduarse y terminar sus estudios. Seguramente, si ya superó todos esos
obstáculos que le puso la vida, seguirá cosechando éxitos y dando frutos toda
su vida.
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