En la noche negro azabache, picada por medusas, ahogándose
en el agua salada, cantando para sí misma, alucinando... Diana Nyad simplemente
siguió nadando. Y así es como finalmente logró la meta de su vida como
deportista: una natación extrema de 160 kilómetros desde La Habana hasta
Florida… a los 64 años. Escucha su historia.
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“play” sobre el video…
Transcripción al Español:
Es la quinta vez que estoy en esta orilla, la costa de Cuba,
mirando ese horizonte distante, creyendo, otra vez, que voy a llegar al otro
lado de ese vasto, peligroso e indómito océano. No solo lo he intentado 4
veces, sino que los más grandes nadadores del mundo lo han estado intentando
desde 1950, y todavía no lo han logrado. El equipo está orgulloso de nuestros 4
intentos. Es una expedición de unas 30 personas. Bonnie es mi mejor amiga y
mentora, y en cierta forma saca de mí la fuerza de voluntad, esa última pizca
de voluntad, cuando pienso que no me queda más, después de muchas, muchas horas
y días allí. Los expertos en tiburones son los mejores del mundo... hay grandes
predadores abajo. La medusa de caja, el veneno más mortal de los océanos, está en
estas aguas, y casi muero a causa de ellas en un intento previo. Las propias
condiciones, además de esa gran distancia de más de 160 km en mar abierto...
las corrientes, los remolinos y la propia corriente del Golfo, que es la más
impredecible de todas las del planeta. Y, por cierto, me resulta divertido que
los periodistas y la gente antes de estos intentos a menudo me preguntan:
"Bien, ¿irás con botes personas o algo?" Y pienso, ¿qué imaginan? Que
sencillamente haré una navegación astronómica, con un cuchillo de caza en mi
boca, que cazaré peces, que los descamaré vivos y los comeré, y quizá arrastre
una planta desalinizadora para producir agua dulce. (Risas)
Sí, tengo un
equipo. (Risas) El equipo es experto, valiente lleno de innovación y
descubrimientos científicos, como sucede con cualquier gran expedición del
planeta. Y hemos transitado un viaje. Es un debate encendido, ¿no? desde los
griegos, ¿o acaso no se trata de eso? Lo que importa en la vida es el recorrido
y no el destino. Hemos recorrido, y la verdad es que ha sido apasionante. No
hemos llegado a esa otra orilla, y aún así nuestro sentido de orgullo y
compromiso, es inquebrantable. Cuando cumplí los 60, el sueño seguía vivo por
haberlo intentado a los 20 años; lo soñé y lo imaginé. El cuerpo de agua más
famoso de la Tierra hoy, imagino, de Cuba a Florida. Y estaba profundo,
profundo en mi alma. Y al cumplir 60 años, no se trataba tanto del logro
atlético, no era el ego de "quiero ser la primera". Eso siempre
existe y es innegable. Pero era más profundo. Era, ¿cuánta vida queda? Seamos
realistas, estamos en una calle de un solo sentido, ¿no? Y, ¿qué haremos? ¿Qué
haremos conforme avanzamos para no arrepentirnos al mirar hacia atrás? Y el año
pasado durante el entrenamiento, una frase de Teddy Roosevelt me daba vueltas
por la cabeza, parafraseándolo, decía: "Sigue adelante, sigue adelante y
siéntate en tu cómoda silla y sé crítico, sé observador, mientras el valiente
se mete en el ring y pelea, sangra, se ensucia y falla una y otra y otra vez,
aún así no teme ni es tímido y vive la vida con audacia". Pero,
obviamente, quiero atraversarlo. Es el objetivo, y debería ser muy superficial
y decir que este año, el destino fue incluso más dulce que el recorrido.
(Risas) (Aplausos) Pero el recorrido en sí valió la pena. Y en este momento,
este verano, todos --científicos, deportólogos, especialistas en resistencia,
neurólogos, mi propio equipo, Bonnie-- decían que era imposible. Sencillamente
no podía hacerse, pero Bonnie me dijo: "Si vas a emprender el viaje, te
acompañaré hasta el final, allí estaré". Y ahora estamos allí. Y mientras
vemos ese momento surrealista antes de la primer brazada, de pie sobre las
rocas de la Marina Hemingway, la bandera cubana al viento, todo mi equipo en
sus barcos, manos en alto, "Estamos aquí, estamos aquí por ti", nos
miramos con Bonnie y dijimos: el mantra de este año es --lo usaba en el
entrenamiento-- "encuentra la forma". Tienes un sueño, tienes
obstáculos en frente, como tenemos todos. Nadie atraviesa esta vida sin dolor,
sin agitación, y si uno cree y tiene fe, si cae y vuelve a levantarse, si cree
en la perseverancia como una gran calidad humana, uno encuentra la forma, y
Bonnie me tomó del hombro, y me dijo: "Encontremos la forma de llegar a
Florida". Y empezamos, y durante las siguientes 53 horas, fue una
experiencia de vida intensa e inolvidable. Hubo euforia y estupor. No soy una
persona religiosa, pero les diré que en ese azul intenso de la corriente del
Golfo mientras respiras, ves kilómetros y kilómetros y kilómetros, sientes la
majestuosidad de este planeta azul en el que vivimos; es sublime. Tengo una
lista de unas 85 canciones, y sobre todo en medio de la noche, y esa noche,
porque no usamos luces... las luces atraen medusas y tiburones, las luces
atraen la carnada que atrae a los tiburones, por eso nos internamos en la
oscuridad de la noche. Nunca hemos visto un negro tan negro. No puede verse ni
la palma de la mano, y la gente del barco, Bonnie y mi equipo del barco, solo
oían el chapoteo de mis brazos, y así sabían dónde estaba, porque no se veía
nada. Y allí estoy acompañada solo por mi música. (Risas) Tengo una gorra de
goma apretada, así que no oía nada. Tengo gafas y giro la cabeza 50 veces por
minuto, voy cantando: ♪ Imagina que no hay cielo ♪ ♪ uuu uuu uuu uuu uuu ♪ ♪ Es
fácil si lo intentas ♪ ♪ uuu uuu uuu uuu uuu ♪ Puedo cantar esa canción mil
veces seguidas. (Risas) Es un talento en sí mismo. (Risas) (Aplausos) Y cada
vez termino con ♪ Ooh, podrás decir que soy una soñadora pero no soy la única ♪
222. ♪ Imagina que no hay cielo ♪ Y cuando terminé "Imagine" de John
Lennon por milésima vez, he nadado 9 horas y 45 minutos, exactamente. Y luego
viene la crisis. Claro que la hay. Empiezo a vomitar, no me siento bien en el
agua de mar, llevas una máscara anti-medusas para una mejor protección. Es
difícil nadar con la máscara pues provoca abrasiones en la boca, pero los
tentáculos no te llegan. Después llega la hipotermia. El agua está a 30 °C,
pierdes peso, consumes calorías y cuando te acercas al barco, no está permitido
tocarlo, no se puede salir del agua, pero Bonnie y su equipo me dan alimentos y
me preguntan cómo me va, si estoy bien. Aquí estoy viendo el Taj Mahal. Estoy
en un estado muy diferente, y me digo, guau, nunca pensé que vería al Taj Mahal
por aquí. Es magnífico. Digo, ¿cuánto les llevó construir eso? Sencillamente,
emm... ¡guau! (Risas) Pero tenemos una regla fundamental y es que no me dicen
por dónde vamos, porque no sabemos dónde estamos. ¿Qué sucederá entre este
punto y ese punto? ¿Qué va a pasar con el tiempo y las corrientes y, Dios no lo
quiera, las picaduras... ni pensar en las picaduras con toda esta armadura...
Bonnie tomó una decisión la mañana del tercer día en que yo estaba sufriendo;
pendía de un hilo y me dijo: "Ven aquí", me acerqué al bote y me
dijo: "Mira, mira hacia allá". Vi luz, porque el día es más fácil que
la noche, y pensé que estaba amaneciendo. Vi una línea de luz blanca en el
horizonte y dije: "Pronto llegará la mañana". Y ella dijo: "No,
esas son las luces de Key West". Faltaban 15 horas. Para la mayoría de los
nadadores sería mucho tiempo. (Risas) (Aplausos) No tienen idea de la cantidad
de entrenamiento de 15 horas he hecho. Así que aquí vamos, y en cierta forma,
sin decidirlo, dejé de contar las brazadas, de cantar y de citar a Stephen
Hawking y los parámetros del universo; solo empecé a pensar en este sueño, en
el porqué y el cómo. Y, como dije, al cumplir 60 años no se trataba en concreto
de "¿Puedes hacerlo?" Esas son las maquinaciones de todos los días. Es
la disciplina y la preparación; hay orgullo en eso. Mientras avanzaba, decidí
pensar en la frase que se usa a menudo, llegar a las estrellas, y en mi caso,
era llegar al horizonte. Al enfilar hacia el horizonte, como demostré, uno
nunca llega, pero qué tremendo carácter y espíritu uno forja. Qué cimientos uno
forja al procurar esos horizontes. Y ahora se acerca la costa, y una pequeña
parte dentro de mí está triste. El épico viaje está por terminar. Ahora viene
mucha gente y me dice: "¿Qué sigue? ¡Nos encanta! ¿Ese pequeño indicador
de posicionamiento en la computadora? ¿Cuándo harás la próxima? No vemos la
hora de seguir la próxima". Bien, estuvieron allí 53 horas, y yo estuve
allí durante años. Por eso no habrá otro viaje épico en el océano. Pero la idea
es, la idea era que cada día de nuestras vidas es épico, y, les diré, cuando
puse un pie en esa playa, mientras caminaba por esa playa, y había practicado
mucho de manera muy pomposa, lo que diría en esa playa. Bonnie pensó que mi
garganta se estaba hinchando y llevó al equipo médico al bote para decir que
estaba empezando a tener problemas para respirar. Otras 12 a 24 horas en el
agua salada, y llegué a oír en un momento de alucinación la palabra
traqueotomía. (Risas) Bonnie le dijo al médico: "No me preocupa que no respire.
Pero si no puede hablar cuando llegue a la costa, se enfurecerá". (Risas)
Pero la verdad es que todas esas oraciones que había practicado para darme
aliento durante el entrenamiento de natación, no eran tales. Fue un momento muy
real, con esa gente, con mi equipo. Lo logramos. No yo, sino nosotros. Y nunca
lo olvidaremos. Siempre será parte de nosotros. Y las 3 cosas que se me
escaparon cuando llegué allí fueron, primero: "Nunca, jamás se
rindan". Lo vivo. ¿Cuál es la frase actual de Sócrates? Ser es hacer. Y no
vengo solo a decir nunca se rindan. Yo nunca me rendí, y hubo acción detrás de
esas palabras. Lo segundo es: "pueden perseguir sus sueños a cualquier
edad; nunca se es demasiado viejo". 64 años, lo que nadie de cualquier
edad, de cualquier género, pudo hacer, lo hice, y no tengo dudas de que hoy
estoy en el mejor momento de mi vida. (Aplausos) Sí. Gracias. Y la tercer cosa
que dije en esa playa fue: "Parece el esfuerzo más solitario del mundo, y
por un lado, claro, lo es; y, por otro lado, y esto es lo más importante, es un
equipo, y si piensan que soy dura, deberían conocer a Bonnie". (Risas)
Bonnie, ¿dónde estás? ¿Dónde estás? Ella es Bonnie Stoll. (Aplausos) Mi colega.
La cita de Henry David Thoreau dice: cuando alcanzas tus sueños, no se trata
tanto de lo que logras sino de en quién te conviertes al lograrlo. Y, sí, estoy
frente a Uds. ahora. En los 3 meses transcurridos desde el final de la
travesía, estuve en lo de Oprah y en la Oficina Oval del presidente Obama. Me
han invitado a hablar frente a grupos eminentes como Uds. Firmé un importante
contrato editorial maravilloso. Todo eso es genial, y no lo desprecio. Estoy
orgullosa de todo, pero la verdad es que camino con orgullo porque soy audaz,
valiente y lo seré, cada día, mientras tenga vida. Muchas gracias y disfruten
de la conferencia. Gracias. Gracias. Gracias. (Aplausos) Gracias. Gracias.
Gracias. Gracias. Gracias. ¡Encuentren la forma! (Aplausos)
Traducción al Español: Sebastian Betti
Diana Nyad (nacida el 22 de agosto de 1949) es escritora,
periodista y nadadora de larga distancia, que destaca por su récord mundial en
campeonatos de resistencia. En un
momento ocupaba el puesto 30 entre las jugadores de squash femeninas de Estados
Unidos. El 2 de septiembre de 2013, en
su quinto intento, Diana Nyad nadó 164 kilómetros desde La Habana, Cuba hasta
Key West, Florida.
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Este video es presentado originalmente por TED y la liga es:
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