(Read this story in English below the Spanish
version)
Hace muchos
años en un viaje a Kentucky para dar una conferencia, tuve uno de esos “momentos
destinados a ser" que atesoro. El avión se retrasó y yo estaba
nervioso.
Finalmente
anunciaron el abordaje. Ahora, no creo ni por un momento que yo sea la única
persona que pase por esto. Desde el momento en que entro en el avión empiezo a
buscar donde está mi asiento.
"¿Quién estará sentado a mi lado
en este vuelo?"
Me pregunto.
"¿Hay alguien ya en mi
asiento?"
"¿Hay bebés llorones cerca?"
El tiempo de
vuelo es un tiempo precioso para mí. Duermo, escribo o leo. Así que bebés llorando
y gente que va al baño con frecuencia se
convierte en un problema.
Hoy me tocó
sentarme al lado de una hermosa jovencita que parecía tener alrededor de 12
años de edad. Al acercarme a mi asiento se veía nerviosa, tal vez un poco
inquieta y tengo que decir, muy decepcionada. Verás, caminando delante de mí
iba un joven y apuesto adolescente. Pude ver ese brillo en la mirada que
desaparecía cuando él siguió caminando y yo me senté. Tengo que admitir que
estaba nervioso y preocupado. Viajaba sola y yo era uno de esos extraños al que
sus padres le dijeron que no hablara.
"Hola, mi nombre es Bob", dije.
"¡Hola!" contestó sin dar su nombre.
Luego pasamos
la siguiente hora y quince minutos sin decir una palabra.
Era una niña
típica. Nunca se quedó quieta por más de cinco minutos. Muchas veces alcanzaba
su maletita y sacaba lo que parecían ser seis cepillos, cuatro paquetes de
chicles y todas las envolturas vacías, una bolsa llena de caramelos, un tubo de
cristales de azúcar de los colores del arco iris y un regaliz de un pie de
largo.
Ah, sí,
también comió dos bolsas de cacahuates del avión. Y yo le di la mía.
No fue sino
hasta los últimos 15 minutos del vuelo que la escuché. Esa dulce voz que me
decía: "¡Dale uno de tus
libros!"
Una y otra
vez repetía, "¡Dale uno de tus
libros!" Así que abrí uno, lo firmé y le dije: “Soy un escritor y conferencista profesional. Me gustaría darte uno de
mis libros, si me lo permites."
Ella sonrió y
dijo: "Sí", seguido de un "¡Oh, gracias!"
Entonces
empecé a explicarle la historia.
"Es una historia de ficción
basada en hechos reales. He cambiado los nombres, pero básicamente la mayor
parte de esto es cierto. Mi hijo mayor, Keith tenía cáncer y eso es parte del libro."
"Oh, lo siento", dijo.
"No es necesario. Ya está mucho
mejor, gracias. ¿De dónde eres?"
Le pregunté.
Después, por
los siguientes diez minutos esta jovencita no dejó de hablar. De hecho, cuando
salíamos del avión hablaba y caminaba de espalda por el pasillo.
Gran parte de
lo que dijo estaba todo borroso para mí, hasta que dijo estas palabras: “Wow, acabo de ver el Centro Médico Hershey
mencionado ahí. ¿Es ahí donde tu hijo iba por sus tratamientos contra el cáncer?"
-preguntó ella.
"Sí".
"Ahí es donde tuve mi trasplante
de corazón",
dijo con una gran y brillante sonrisa.
Trasplante de
corazón. Esta niña tuvo un trasplante de corazón. Entonces me fijé. En la parte
superior de su camiseta rosa, justo debajo de la clavícula, el inicio de una
cicatriz se asomaba por encima de su cuello. Esta vibrante y hermosa jovencita tenía
el corazón de un donante. Obviamente, un donante joven que vivía en una familia
que se preocupó lo suficiente para salvar la vida de otro niño.
Siguió
compartiendo los detalles de su estancia en Hershey. Continué escuchándola con
asombro. La historia que contó me era familiar. Ella era la chica al final del
pasillo por la que todos oramos. Nunca supe cómo habían salido las cosas para
ella hasta hoy.
Dicen que
algunas vidas se cruzan porque así estaba destinado. Esto era más que un encuentro
casual. Descubrí que esta niña dejando Pittsburgh para ir a casa en Kentucky
era una paciente en el mismo hospital, en el mismo piso milagroso, al mismo
tiempo que mi hijo estuvo allí. Esa pequeña voz dentro de mí que me decía que
le diera una copia de mi libro. Yo estaba renuente. La Voz ganó... como
siempre.
Las últimas
palabras que me dijo fueron... "Mi
mamá siempre me dijo que Dios me iba a llevar a casa, pero luego tuvo un" Cambio
de Planes " ¿Lo entiendes?"
Entonces ella
sonrió y rió mientras caminaba por la última puerta a los brazos de su amada
familia.
Yo entendí.
Bob Perks
Bob Perks es
un escritor y orador motivacional y verdaderamente un notable ser humano. La
historia que acabas de leer es una historia real. Puedes recibir sus mensajes enviados 2 o 3
veces a la semana visitando su sitio web http://www.BobPerks.com Sé que estarás feliz de haberlo
visitado.
Publicada
originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación al
Español:
Graciela
Sepúlveda y Andrés Bermea
Here the English version…
Many years ago on a trip to Kentucky for a speaking
engagement, I had one of those “meant to
be moments” I treasure. The plane was delayed and I was nervous.
They finally announced boarding. Now, I don't believe for
a moment that I'm the only person who goes through this. From the moment I
enter the plane I start scanning ahead to see my seat.
"Who's
sitting next to me on this flight?" I wonder.
"Is there
anyone in my seat already?"
"Are
there any screaming babies nearby?"
Flight time is precious time for me. I sleep, write or
read. So screaming babies and frequent bathroom people become a problem.
Today I get to sit next to a beautiful young girl who
appears to be about 12 years old. As I approach my seat she seems nervous,
perhaps a little apprehensive and I must say very disappointed. You see walking
in front of me was this handsome young male teenager. I could see that sparkle
in her eye dim as he walked by and I sat down. I'll admit I was nervous and
concerned. She was traveling alone and I was one of those strangers her parents
told her not to talk to.
"Hi! My
name is Bob," I said.
"Hello!"
she replied without giving her name.
Then we spent the next one hour and fifteen minutes
not saying a word.
She was a typical kid. She never sat still for longer
than five minutes. Often times she reached into her carry on and pulled out
what appeared to be six brushes, four packs of gum and all the empty wrappers,
a bag filled with jawbreakers, a tube of rainbow colored sugar crystals and a
foot long licorice.
Oh, yes she also ate two bags of airplane peanuts. I
gave her mine.
It wasn't until the last 15 minutes of the flight that
I heard it. That sweet sounding Voice that said "Give her one of your books!"
Again and again I heard it repeat, "Give her one of your books!"
And so I opened one up, signed it and said, "I
am a professional speaker and author. I'd like to give you one of my books if
you would permit me."
She giggled a bit and said “Yes” followed by "Oh,
thanks!"
I then began to explain the story.
"It's a
fictional story based on actual events. I changed the names but basically much
of this is true. My oldest son, Keith had cancer and that's part of this
book."
"Oh, I'm
sorry", she said.
"No need to
be. He's doing just fine, thank you. Where are you from?" I
asked.
Then for the next ten minutes this young lady never
stopped talking. In fact, as we were leaving the plane she talked and walked
backwards down the aisle.
Much of what she said was all a blur for me after she
said these words: "Wow, I just saw
the Hershey Medical Center mentioned in there. Is that where your son went for
his cancer treatments?" she asked.
"Yes."
"That's
where I had my heart transplant," she said with
a big bright smile.
Heart transplant. This child had a heart transplant.
Then I took notice. Right at the top of her pink t-shirt, just below her collar
bone, the beginnings of a scar peeked over her collar. This vibrant young,
beautiful girl had the heart of a donor. Obviously a young donor who lived in a
family who cared enough to save another child's life.
She continued to share the details of her stay at
Hershey. I continued to listen in amazement. For the story she told was a
familiar one. She was the girl down the hall we all prayed for. I never knew
how things turned out for her until today.
They say some lives cross because they were meant to.
This was more than a chance meeting. I discovered that this child leaving
Pittsburgh to go home to Kentucky was a patient in the same hospital, on the
same miraculous floor, at the same time my son was there. That little Voice
inside of me kept telling me to give her a copy of my book. I argued. The Voice
won... as always.
The last words she said to me were... "My Mom
always told me that God was going to call me home but then He had a "Change of Heart!" Do you get it?"
Then she giggled and laughed as she walked through the
last door into the arms of her loving family.
I got it.
Bob Perks
Bob Perks is an inspirational author and speaker and a
truly remarkable human being. The story you just read is an actual true story.
You can receive his messages sent 2-3 times each week by visiting his website http://www.BobPerks.com I know you
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