Rudolf Nureyev
“Lo bailado, nadie se lo quita”
Una buena definición
de éxito es el ser feliz con lo que haces,
de ahí la importancia de encontrar eso que te hace feliz, por lo que te
levantas cada mañana, que te motiva, y que buscas seguir hasta que se haga una
realidad, venciendo obstáculos, no haciendo caso a los demás que no puedes o
que no lo vas a lograr, etc. y un caso que puede ilustrar esto, es el de una
persona entregada en cuerpo y alma a lo que más amaba y lo hacía feliz: Rudolf
Nureyev, el bailarín ruso que logró la fama y el éxito bailando y bailando y
bailando…
Compilado por Graciela Sepúlveda
Rudolf Khametovich
Nureyev nació en un tren Transiberiano cerca de Irkutsk, Siberia, Unión
Soviética, el 17 de marzo de 1938 y sucedió durante un viaje que hizo su madre
Feride, para visitar a su marido quien estaba sirviendo en el ejército rojo en
otra ciudad. Rudolf fue el cuarto hijo y único varón de su familia. Las
condiciones en las que vivían no eran buenas: la comida era escasa, los caminos
estaban sin pavimentar y los inviernos eran muy largos y el frío tan intenso
que Nureyev alguna vez dijo que cuando su nariz escurría, el moco se convertía
en hielo. Todo el mundo sufría penurias pero los Nureyevs eran más pobres que
otros. Su principal alimento eran papas cocidas, y cuando iba a la escuela se
reían de él por no tener zapatos y por usar uno de los abrigos de sus hermanas.
Sin embargo, la ciudad tenía un teatro de ópera con un buen nivel, así que en la víspera de Año Nuevo de 1945, la mamá de Rudolf, con un solo boleto, pasó de contrabando a todos sus hijos para que vieran el ballet “Song of the Cranes” que venía de Leningrado. Inmediatamente Rudolf decidió que iba a ser un bailarín. La relación con su padre no era muy buena debido a la ausencia de este, sin embargo, a pesar de las negativas de su padre para que se dedicara a esto, Rudolf estaba decidido y nadie lo detendría.
Sin embargo, la ciudad tenía un teatro de ópera con un buen nivel, así que en la víspera de Año Nuevo de 1945, la mamá de Rudolf, con un solo boleto, pasó de contrabando a todos sus hijos para que vieran el ballet “Song of the Cranes” que venía de Leningrado. Inmediatamente Rudolf decidió que iba a ser un bailarín. La relación con su padre no era muy buena debido a la ausencia de este, sin embargo, a pesar de las negativas de su padre para que se dedicara a esto, Rudolf estaba decidido y nadie lo detendría.
De pequeño empezó a
bailar en espectáculos folclóricos, sus maestros observaron sus dotes y lo
animaron a estudiar en Leningrado. Por esos días llegó a su ciudad una gira del
ballet Bolshoi, hizo una prueba con
ellos y lo aceptaron, sin embargo, buscando siempre lo mejor, Rudolf consideró
que la mejor escuela era el Ballet Kirov,
así que abandonó la compañía de la gira y compró un boleto a Leningrado, sede
del Kirov.
Allí hizo una prueba y
fue aceptado con el comentario "te
convertirás en un bailarín muy brillante o en un fracaso total - y muy
probablemente en un fracaso". Afortunadamente no hizo caso a ese
comentario, y aunque sabía que ya iba tarde, pues a sus 17 años le faltaban
algunas habilidades que sus contemporáneos habían adquirido al haber ingresado
siete años antes, esto para él significó un gran reto para ganar conocimiento,
control y comprensión y a la vez sin perder la espontaneidad y la
individualidad de su talento natural. Durante los siguientes tres años Rudolf
se enfocó duramente en practicar fuera de clases los pasos que encontraba más
difíciles, decidido a alcanzar y superar a los demás. Sin embargo era rebelde y
desafiaba reglas que le parecían tontas como ausentarse de la residencia, que
estaba penalizado, para ir a ver cada actuación que podía en el teatro Kirov. Nureyev se ganó la reputación de
ser difícil, afortunadamente se encontró con un maestro excepcional, Alexander
Pushkin, quien al ver su determinación y capacidad de trabajo intenso lo fue
guiando sacando de él todo su potencial.
Después de su
graduación Rudolf continuó con el Kirov
y pasó a convertirse en solista.
Poco después, se
lesionó un tobillo, pero pronto volvió al escenario a pesar de la opinión del
médico de que nunca volvería a bailar. A partir de entonces, a lo largo de su
carrera tuvo dolor y una susceptibilidad a problemas en el tobillo que habría
disuadido a cualquiera menos determinado y persistente que él, eso nunca lo
venció.
Durante tres años con
el Kirov interpretó quince diferentes
papeles (incluyendo Don Quijote, Giselle,
La Bayadera, La Bella Durmiente y El
Lago de los Cisnes), además de otros que ya había hecho como estudiante.
Muy pronto tuvo un club de fans deseosos de ver cada una de sus prestaciones.
Ellos admiraban la pasión de su danza y el hecho de que muchas veces hacía sus
propias interpretaciones en cada ballet. También rediseñaba algunos de los
trajes (pero primero pedía aprobación) y discutía con los profesores o
directores de ensayo, a veces saliendo del estudio para practicar por su
cuenta.
A finales de la década
de 1950, Nureyev se había convertido
en una sensación en la Unión Soviética. Sin embargo, aunque el Ballet Kirov estaba preparando una gira
por Europa, el carácter rebelde de Nureyev
y su actitud inconformista lo hicieron un candidato poco probable para un viaje
a Occidente, ya que este viaje iba a tener una importancia crucial para las
ambiciones del gobierno soviético, pues con él quería hacer retratar su
supremacía cultural. Sin embargo, en 1961, el bailarín principal del Kirov, Konstantin Sergeyev se lesionó y Nureyev fue elegido para sustituirlo en
la gira europea del Kirov, no cabe
duda, cuando propicias las cosas, éstas se te dan. En París, sus actuaciones
electrificaron al público y a la crítica.
Sin embargo su
rebeldía se hacía presente, en lugar de regresar obedientemente al hotel
después de cada función, salía a divertirse con bailarines franceses y de otras
partes, y aunque uno o dos bailarines del Kirov
hacían lo mismo, Nureyev fue el que
causó alarma entre los agentes encargados del tour.
Cuando todo el mundo
llegó al aeropuerto para seguir con el tour a Londres, a Rudolf le dieron un
boleto a Moscú y le dijeron que lo necesitaban para una gala, como esto no
funcionó, le dijeron que su mamá estaba muy enferma y que después los
alcanzaría nuevamente en Londres, incrédulo, estaba seguro de que no le volverían
a permitir salir de Rusia y se enfrentaría al descenso de su carrera de vuelta
a casa.
Decidió pedir asilo y
logró avisar a los amigos que habían ido a despedirlo. Le dijeron a la policía
francesa, quien explicó que Nureyev
debía acercarse personalmente, lo hizo y se le concedió permiso para permanecer
en Francia. Las autoridades rusas a partir de entonces hicieron todo lo posible
para desacreditar al "desertor",
y en su ausencia fue condenado a prisión. Durante muchos años todos sus viajes
los tenía que hacer con documentos temporales, pero con el tiempo se le dio la
nacionalidad austriaca, y aunque por años le pidió al gobierno soviético que
los dejaran visitar a su madre, no se lo permitieron hasta 1987, cuando su
madre estaba muriendo y Mikhail Gorbachev consintió la visita.
Apenas llevaba una
semana en París cuando fue contratado por el “Grand Ballet du Marquis de Cuevas” y ya estaba representando “La Bella Durmiente”.
Poco después se fue a
Londres donde le ofrecieron un contrato para unirse al “Royal Ballet” como Bailarín Principal. Su primera aparición fue
junto a Margot Fonteyn en 1962 y con quien formó una sociedad que duró hasta
1988 en que bailaron juntos por última vez, ella tenía 69 años y él 50. Nureyev
se quedó con el Royal Ballet hasta 1970.
Cuando el Royal Ballet necesitaba un nuevo
director en 1977, Nureyev era uno de
los nombres considerados, pero rechazó la oferta porque quería seguir bailando
y así lo hizo hasta que en 1983 se le ofreció el cargo de director de ballet en
la Ópera de París, aceptó y lo mantuvo durante seis años hasta que llegó una
nueva administración. Con este nuevo cargo pudo seguir bailando en otras partes
del mundo siempre y cuando pasara seis meses al año en París.
Las reacciones
expresadas por los bailarines franceses al trabajar con él fueron: “Es una gran inspiración.... él hizo el
trabajo muy emocionante y satisfactorio.... siempre ayuda a cualquier bailarín
que se lo pide, y cuando tenemos cualquier problema siempre podemos ir con él y
obtener una respuesta honesta.”
Mientras participaba
en todas estas actividades de danza, Nureyev
se hizo tiempo para actuar en dos películas, “Valentino” y “Exposed” ninguna de ellas, por desgracia, muy buena,
aunque defendió bien sus papeles, y explicó que “encontró una poca de dificultad en un papel sin bailar, porque gran
parte del ballet implica actuar”.
Además de bailar
algunos de sus amigos músicos le sugirieron que se lanzara también como
director de orquesta dada su devoción a la música, se preparó y dio algunos
conciertos con una orquesta vienesa, pero fue en Nueva York donde después de
conducir la orquesta, fue aplaudido por los propios músicos y ovacionado por
todo el público.
Su última producción
fue en la Ópera de París “La Bayadère”
en septiembre de 1992.
Rudolf Nureyev murió
el 6 de enero de 1993. Después de dejar bien provistas a sus hermanas, dejó el
resto de su herencia a dos fundaciones, una para ayudar a los bailarines
jóvenes y otra para proveer de servicios médicos a los bailarines. Pero lo
mejor que dejó fue un grato recuerdo en un número incalculable de personas que
lo habían visto bailar o que habían trabajado con él.
Rudolf Nureyev, un
hombre exitoso que desde que encontró su vocación a los 7 años la siguió con
determinación, perseverancia y entrega, que supo usar su rebeldía e
inconformismo para hacer mejor su trabajo, que continuó haciendo lo que amaba a
pesar de que le habían dicho que ya no volvería a bailar y prefirió aguantar el
dolor toda su vida con valentía, pero con el gozo de su realización personal. Rudolf
Nureyev, un ícono del baile que supo cruzar las fronteras entre el ballet
clásico y el baile moderno, ejecutando maravillosamente ambos y haciendo
grandes avances en la obtención de la aceptación de la danza moderna en el
ámbito del “ballet clásico”.
Algunas
muestras del talento de Rudolf Nureyev:
Rudolf
Nureyev In Great Solo
Nureyev Le Corsaire
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