Hoy
como cada sábado queremos presentarles la semblanza de una persona a
quien pudiéramos reconocer como exitosa. En esta ocasión descubrimos a
un mexicano que decidió seguir su vocación...
Alejandro Rangel Hidalgo, el color del éxito...
Semblanza compliada por Graciela Sepúlveda
En un viaje de trabajo que hicimos mi esposo y yo a la ciudad de Colima, tuvimos la oportunidad de conocer algunos de los
maravillosos lugares cercanos, uno de ellos, el Museo Universitario Alejandro
Rangel Hidalgo. Nos cautivó, por albergar parte de la obra de este magnífico
pintor, escultor, escenógrafo, diseñador de muebles y herrería, conocimos algo
de su vida, les platico algo de lo que aprendimos ese día…
Alejandro Rangel Hidalgo nació en 1923 en
la Hacienda Nogueras en Comala, Colima, fue en esta hacienda de su familia
donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida. Rangel era el mayor de tres
hermanos, su abuelo adquirió la hacienda convirtiéndola en productora de caña
de azúcar y procesadora de azúcar.
Sin embargo, la economía y los molinos de caña de azúcar colapsaron
después de la Revolución Mexicana, y los papás de Alejandro no tenían el dinero
para enviarlo a él y a sus hermanos a la escuela, entonces, los niños fueron
enseñados en su casa a leer, inscribiéndose a muchas revistas dedicadas a la
cultura y mecánica. El señor Rangel y sus hijos aprendieron técnicas
metalúrgicas para mantener la hacienda funcionando y trabajaron con los
carpinteros haciendo y reparando muebles. La familia también estableció una
tienda para vender juguetes y otros objetos creados por ellos mismos y que
frecuentemente eran pintados por Alejandro. Con un talento declarado y
descubierto a temprana edad, Alejandro gana su primer concurso a la edad de 6
años y anuncia que será pintor.- A pesar
de la escasez en que vivieron un tiempo no dejaron que esto los detuviera y se
pusieron a aprender, a trabajar y a crear para salir adelante, y no sabemos si todo esto hizo que el talento
de Alejandro aflorara más tempranamente-.
Sus primeros estudios de pintura los hizo
con el maestro Rafael Heredia en Colima. Más adelante Alejandro ya pudo asistir
a la secundaria y preparatoria en Guadalajara. Después de su graduación,
trabajó en los talleres de los arquitectos Ignacio Díaz Morales y de la Peña en
Guadalajara y colaboró con Luis Barragán, trabajó también en el taller de José
Clemente Orozco. En 1947 Alejandro ganó un premio con una beca la cual le
permitió viajar por Europa 2 años donde trabajó como escenógrafo para ballets y
operas de las cuales recibió críticas halagadoras, además de que expone 23
obras en el Museo de Arte Moderno de Madrid ese mismo año.
A su regreso a México continuó ilustrando
para innumerables revistas, incluidas algunas de gran tiraje como el Catholic Digest (él era un devoto
católico). También ilustró los cuentos de sus amigos Juan José Arreola “Zapatero” y para Juan Rulfo “El llano en llamas” y “Lubina”.
Su trabajo más conocido es el diseño de
tarjetas de Navidad para la UNICEF (United Nations International Children's
Emergency Fund) y la Sociedad Gráfica de Nueva York, las cuales le dieron
reconocimiento internacional. Las tarjetas lograron récords de ventas para la
UNICEF. Una serie de ellas se llamó “La
Navidad a través de los Siglos” con escenas históricas del siglo 15 al 19,
tales como España bajo Felipe II, el
Renacimiento, Francia gótica, México colonial, Inglaterra victoriana, etc. Otra
serie de tarjetas se tituló “Ángeles de
este Mundo” que eran escenas de niños-ángeles donde cada ángel estaba
vestido con el traje típico correspondiente a su país, eran de varias partes
del mundo y la escena estaba acompañada por objetos y productos típicos de ese
mismo país. Una última serie se enfocó en la vestimenta y motivos Mexicanos. Si
recuerdan la película de Disney “Los tres caballeros” la escena de
las posadas la pintó Alejandro Rangel (la pueden ver dando "Clic" sobre esta liga).
Algunos de los trabajos que se hacían en la
Hacienda eran con madera y un día la mamá de Alejandro le pidió que se
deshiciera de la madera que quedaba pues ya iban a cerrar la carpintería,
Alejandro empezó a diseñar y hacer muebles para que la madera no se
desperdiciara y fue tal el éxito, que tuvieron que ampliar la carpintería.
Coleccionistas de piezas finas empezaron a llegar; estos muebles también fueron
muy populares en embajadas en todo el mundo, decoran “Los Pinos” así como tres hoteles en Colima, todo esto gracias a sus
líneas limpias, sus detalles y el uso de madera fina como la caoba y una madera
local llamada “parota”, además de que son totalmente ensamblados, no usan ni un
clavo ni un tornillo, el diseño de los muebles lleva el nombre de “Rangeliano”.
Alejandro estuvo siempre muy involucrado en
las actividades de la comunidad de Nogueras. Cuando la economía de la caña de
azúcar se derrumbó, él trabajó para ayudar a las familias a empezar nuevos
negocios como restaurantes y tiendas. Patrocinó una escuela para los niños de
la localidad, con educación básica como higiene, además de medicinas y cuidados
hospitalarios. También usó sus ganancias para patrocinar festivales y
tradiciones católicas locales e invitaba sacerdotes a la hacienda para que oficiaran
misa en la Capilla Franciscana del siglo XVI. Él remodeló la capilla y continúa
dando servicio hasta estos días, es muy requerida para bodas y bautizos.
En 1975, Alejandro y uno de sus hermanos
obtuvieron fondos federales y fundaron la escuela-taller de Artesanías en
Comala, donde enseñaron diseño, pintura y construcción de muebles. Por seis
años enseñaron a cerca de 300 artesanos locales, agregando clases para trabajar
la madera, trabajo con hierro y con piel, aplicación de hoja de oro y acabados
de muebles. Con su esposa Margarita Septién dieron soporte financiero al Instituto Vasco de Quiroga, el cual
opera hasta estos días con 250 estudiantes.- Si todas las personas regresaran a la sociedad algo de todo lo que han
recibido otro mundo sería, es increíble el altruismo de este gran hombre,
cuanta gente pudo salir adelante gracias a él, creó un entorno de paz y armonía
en Nogueras ayudado también, yo creo, por su vivencia de las tradiciones
religiosas-.
Alejandro Rangel fue uno de los principales
fundadores de las Escuelas de Arquitectura de las Universidades de Guadalajara
y Colima en los 80’s.
Alejandro por 40 años fue un ávido
coleccionista de cerámica pre Hispánica y algunas de las piezas se exhiben en
el Museo, son de la zona de Comala y en su mayoría fueron sacadas de las tumbas
de tiro, donde antiguamente la gente era enterrada con objetos de cerámica que
lo acompañaban, entonces las tumbas eran saqueadas para vender los objetos a
extranjeros, y con el fin de que se quedaran en México, Alejandro compraba
todas las piezas que podía. La mayoría de las piezas son huecas para facilitar
su cocción y datan entre los años 500
a.c y 600 d.c.
Alejandro Rangel recibió varios premios y
reconocimientos que enorgullecieron a su familia y a México. Su memoria sigue
siendo honrada hasta estos días en el estado de Colima. Uno de los festivales
anuales más importantes organizados por la Secretaría de Cultura lleva su
nombre y presenta talleres en arte y artesanías.
Al morir en febrero del 2000, Alejandro
Rangel deja a los mexicanos un nutrido legado de diseño y color que fortalece
nuestras raíces.
Alejandro
Rangel Hidalgo, un hombre que dedicó su vida a plasmar la belleza en diferentes
aspectos del arte así como ayudar a todas las personas a su alrededor, un
hombre que logró el éxito haciendo lo que más le gustaba: pintar y diseñar.
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