“Creo que la cosa más importante que he aprendido es que no hay grandes
desafíos, sino muchos pequeños. Si lo ves de esa manera, entonces es más fácil
enfrentarte a ellos. También hay que recordar que el cambio requiere de mucho
trabajo duro. Toma tiempo ver la diferencia, pero tienes que creer y nunca
rendirte!”.
Ryan Hreljac
Cuando se ven opciones en lugar de obstáculos, no hay barrera que no se pueda vencer. Esta es una mirada breve a la historia de...
Ryan Hreljac, un niño, un joven,
un hombre con un propósito en la vida...
Compilado por Graciela
Sepúlveda
Platicando hace unos
días con mi esposo, veíamos que tener éxito, entre otras cosas, es lograr lo
que uno quiere, hacer lo que a uno le gusta y ama, el éxito no es sólo una meta
única y absoluta, sino una serie de conquistas que se van logrando a lo largo
de la vida. Hoy les comparto la historia
de un niño que desde que tenía 6 años tuvo un sueño, que los niños de África
tuvieran agua limpia y servicios sanitarios, veamos cómo logró su sueño a tan
corta edad y como lo sigue realizando cada día…
Ryan Hreljac Oont
nació el 31 de mayo de 1991 en Ottawa, Ontario, Canadá.
Un día del inolvidable
invierno de 1998, la profesora del Colegio St. Michael, donde Ryan estudiaba,
Mrs. Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado
sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que
vivían en África.
Preguntó a sus alumnos
si sabían cuál era la primera causa de muerte entre los niños africanos. Todos
los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber
que era la mala calidad del agua que beben lo que hacía que muchos niños
murieran. Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de “agua limpia” y preguntó a Nancy cuanto costaba una llave de agua
en África. Mrs. Prest, desconcertada, le dio a Ryan una cifra que había leído
en algún documento: $70 dólares por una bomba extractora.
Ese mismo día al
llegar a casa, Ryan, que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor
monetario de las cosas, pidió a su madre Susan el dinero para comprar una llave
y enviarla por correo. Susan, ignoró entre la burla y el desconcierto las
inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el
dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año
para ganarse la posibilidad de decidir qué hacer con su primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas en sus ojos. “¡Los niños están muriendo, simplemente por
no tener agua limpia!”
Su madre, aceptó el
reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad. Ryan
aspiró, limpió las ventanas y con mucha determinación, trabajó pacientemente y
ahorró cada moneda dentro de una lata vieja de galletas. Sus dos hermanos también
se involucraron en el proyecto pero pronto desistieron. Ryan hizo todas las
tareas que le permitía su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales de
abril.
Susan acompañó
entonces a su hijo a la oficina de la Watercan para entregar sus ahorros. La
directora ejecutiva le explicó al encorbatado niño que con 70 dólares solamente
se puede adquirir una bomba de mano.
Para perforar un pozo
se necesitarían unos $2,000 Dólares. A lo que Ryan contestó: Tendré que hacer más quehaceres entonces...
y no se dio por vencido. Y ahí inició lo que Ryan llama el “efecto onda” gracias al cual junto con su comunidad y vecindario no
tardó en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo.
Eligieron la escuela
de Angolo en Otwal, Uganda, como el
destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la
sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de llegar a la edad de Ryan.
Cuando Ryan se enteró
que los pozos se perforaban a mano transformó su renovada obsesión en una nueva
onda cautivadora en busca de los 25.000 dólares que costaba un taladro móvil.
Su madre consiguió una
entrevista para el periódico “Ottawa
Citizen” que desembocó en un documental para la TV y la llegada de cheques
y donaciones desde todos los puntos del país.
Mientras, en su clase,
la profesora Nancy inició un intercambio de cartas con los alumnos de la
escuela de Uganda:
…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8
años. Me gusta el futbol. Nuestra casa está hecha de hierba. ¿Cómo son en los Estados
Unidos? Tu amigo, Akana Jimmy.
Ryan contestó:
…Querido Jimmy, debe ser fantástico tener una
casa hecha de hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cuál
es tu materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa
está hecha de ladrillos. Escríbeme pronto.
Tu amigo Ryan.
Sin embargo Ryan no
aguantó hasta los doce años para visitar África y a su amigo Jimmy, con el cual había hecho una gran amistad, le
pidió a sus papás que fueran todos juntos a África, lo cual era imposible dado
el alto costo del viaje, pero ya sabemos que cuando alguien desea algo con
mucha fuerza, de un modo u otro llega, y el efecto rebote de la siguiente onda
atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio que donó a los Hreljac su tarjeta de
puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan
viajar a conocer a su nueva alma gemela.
En el mes de julio de
2000 Ryan llegó a la ciudad de Otwal acompañado de sus padres. 5,000 niños le
esperaban coreando su nombre.“¡Saben mi nombre!!”, dijo asombrado.
“Todos los que viven a 100 kilómetros a la
redonda saben tu nombre, Ryan”
dijo Gizaw Shibru.
Al final del pasillo
humano le esperaba su amigo Jimmy. Este agarró de la mano a Ryan y lo llevó a
su pozo para que pudiera cortar
la cinta. Inauguraba entonces el primero de 724 pozos y 916 letrinas, hasta
ahora, llevando agua potable y servicios sanitarios a 760,512 personas, gracias
a su Fundación.
A través de los años
ha involucrado a más de 650 escuelas en 30 países en sus actividades de recaudación
de fondos. Cada año comparte su mensaje con más de 120,000 personas,
principalmente jóvenes, a través de pláticas.
Ahora el trabajo que
se hace en “Ryan’s Well” (El pozo de
Ryan), así se llama su Fundación, se ha convertido en la historia de un
sinnúmero de personas, jóvenes y adultos de todo el mundo, que han sido
inspirados a tomar responsabilidad y hacer la diferencia, ya sea en sus propias
comunidades, o como Ryan, en lugares lejanos.
Ryan comenta: “Creo que la cosa más importante que he aprendido
es que no hay grandes desafíos, sino muchos pequeños. Si lo ves de esa manera, entonces
es más fácil enfrentarte a ellos. También hay que recordar que el cambio
requiere de mucho trabajo duro. Toma tiempo ver la diferencia, pero tienes que
creer y nunca rendirte!”. También agrega: “El mundo es como un gran rompecabezas y todos tenemos que averiguar
donde encaja nuestra pieza del rompecabezas. Supongo que la mía encaja con
tener agua limpia.
Sólo espero que todo el mundo descubra donde encaja su pieza
del rompecabezas".
Su amigo por carta,
Jimmy Akana, tenía que levantarse a las 12 de la noche para ir por agua a10
kilómetros de donde vivía, iba y venía tres veces, con el fin de tener agua
suficiente para cocinar y lavar y poder estar listo a la hora de ir a la
escuela, el agua que recolectaba era de color café, pero era lo único que
tenían. Ahora Jimmy forma parte de la familia de Ryan, terminó la prepa y la
carrera y ya es ciudadano canadiense, ahora son hermanos.
Ryan Hreljac nos ha
demostrado que todos podemos tener éxito en lo que nos propongamos y hacer la
diferencia, sin importar ni siquiera la edad, pues él lo logró con tan solo 6
años. El éxito de Ryan ha significado un cambio radical en miles de vidas, y
una satisfacción para él y su familia que no tiene precio, además de haber
mejorado la vida de su nuevo hermano Jimmy.
Ahora a averiguar dónde
encaja nuestra pieza del rompecabezas.
Les invitamos a ver este video de Ryan (Sólo da "Clic" sobre la pantalla:
O a través de esta liga:
http://www.ryanswell.ca/get-involved/resources/ryan-and-jimmy-videos.aspx
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