domingo, 30 de septiembre de 2012

Hoy Marci tiene una maravillosa historia que contarte… / Today Marci has a wonderful story to tell you...


"La gratitud es sin duda alguna la manera de traer más a tu vida."

"Gratitude is absolutely the way to bring more into your life."


Máster en Administración de Empresas Marci Shimoff es coautora de los grandes éxitos Sopa de pollo para el alma de la mujer y Sopa de pollo para el alma de la madre. Es líder transformacional y habla apasionadamente sobre el desarrollo personal y la felicidad. Su trabajo está especialmente dirigido a ensalzar las vidas de las mujeres. También es cofundadora y presidenta de The Esteem Group, empresa que ofrece programas inspiracionales y de autoestima para mujeres.
Author también de: Love For No Reason


Marci Shimoff is a #1 NY Times bestselling author, a celebrated transformational leader, and one of the nation's leading experts on happiness, success, and unconditional love. She is the author of the runaway bestsellers Love for No Reason and Happy for No Reason, which offer revolutionary approaches to experiencing deep and lasting love and happiness. These books soared to the top of many national bestseller lists including The New York Times, Amazon, and the Wall Street Journal and have been translated into 31 languages…

Marci tiene una maravillosa historia que contarte…

Marci has a wonderful story to tell you...
(Please read this story below the Spanish version)

Amar sin razón alguna

A través de la ventanilla del tren veía pasar los pueblos y viñedos de la campiña italiana. Era 1942 y Sussi Penzias, una joven judía que había huido de la Alemania nazi, viajaba sola, con la esperanza de pasar desapercibida. Desde que había llegado a Italia tres años antes, se había estado moviendo de un lugar a otro, viviendo con amigos y con amigos de amigos, escondiéndose de las autoridades. Ahora estaba en camino a otra casa segura en una nueva ciudad.

De repente, la puerta al final del vagón se abrió y dos oficiales de policía entraron. El  corazón de Sussi latía aceleradamente. Vestían el uniforme negro de los Fascistas, la policía del gobierno. Para horror de Sussi, los policías comenzaron a caminar por el pasillo, deteniéndose en cada fila para examinar los documentos de cada pasajero.

Sussi sabía que tan pronto como los policías descubrieran que no tenía papeles,  sería arrestada. Estaba aterrorizada, iba a terminar en un campo de concentración, y se enfrentaría a un sufrimiento inimaginable y a una muerte casi segura.

Los oficiales estaban cada vez más cerca, a sólo un par de filas de distancia. No había escapatoria. Era sólo cuestión de minutos antes de que llegaran a su asiento. Sussi comenzó a temblar incontrolablemente, y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

El hombre sentado junto a ella notó su angustia y cortésmente le preguntó por qué estaba llorando.
Soy judía y no tengo documentos", susurró ella, casi sin poder hablar.
Para su sorpresa, unos segundos más tarde, el hombre comenzó a gritarle: "¡Idiota, no puedo creer lo estúpida que eres! ¡Qué imbécil!"

Los policías, al oír la conmoción, dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron. "¿Qué está pasando aquí?" preguntó uno de ellos. Sussi empezó a llorar aún más fuerte.

El hombre se volvió con un gesto de disgusto a los policías y les dijo: "Oficiales, ¡llévense a esta mujer lejos! Yo traigo mis documentos, ¡pero mi esposa ha olvidado los suyos!  Siempre se le olvida todo. Estoy  harto de ella. ¡No la quiero volver a ver!
Los oficiales se echaron a reír, sacudiendo la cabeza ante tal pelea matrimonial y siguieron su camino.
Con un acto desinteresado de cariño, el extraño en el tren había salvado la vida de Sussi. Sussi nunca volvió a ver al hombre. Ni siquiera supo su nombre.
*******
Cuando la sobrina-nieta de Sussi, Shifra, me contó la historia, me quedé impresionada. Me pregunté, ¿Qué es lo que inspira a alguien a ayudar, incluso arriesgando su vida, por alguien que no conoce? El hombre del tren no ayudó a Sussi porque ella le había preparado un gran desayuno por la mañana o porque había recogido su ropa de la tintorería. Él la ayudó, porque en ese momento de heroísmo fue movido por un impulso de compasión y amor incondicional.

 No estoy hablando de Hollywood o el tipo de amor de las tarjetas de Hallmark, sino del amor como un estado del ser, la clase de amor que no tiene límites y no pide nada a cambio.
¿Es posible vivir en ese estado de amor incondicional todo el tiempo?

Esa fue la pregunta que me propuse responder cuando empecé a escribir mi libro más reciente, “Love for No Reason” (La traducción literal sería: Amar sin razón alguna). Y lo que he aprendí a través de mi investigación es que cada uno de nosotros puede cultivar en el amor incondicional, la clase de amor que no depende de ninguna persona o situación. Imagina amar a la gente, no porque llenan tus necesidades o porque sus opiniones coinciden con las tuyas, sino porque estás conectado a un estado de amor puro en tu interior.

Este cambio simple pero profundo crea cambios notables en todos los ámbitos de la vida. En lugar de sentirse constantemente hambrientos de amor, seguridad, más cosas, más reconocimientos, más de todo, las personas que aman incondicionalmente se sienten satisfechas y completas. Afecta la forma en que lo demuestran en cada momento. De hecho, aunque la vida de una persona no depende de hacer este cambio, la calidad de su vida sí. Cuando la gente vive en el amor incondicional su mundo se transforma del blanco y negro al deslumbrante Technicolor.

Por Marci Shimoff. Adaptado de “Love for No Reason: 7 Steps to Creating a Life of Unconditional Love” (Free Press, December 2010), que ofrece un enfoque   para experimentar un estado duradero de amor incondicional. www.TheLoveBook.com

Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor

Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea
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Here the English version...

Love for No Reason

Through the train window, she watched the villages and vineyards of the Italian countryside go by. It was 1942 and Sussi Penzias, a young Jewish woman who'd fled Nazi Germany, was traveling alone, hoping to remain unnoticed. Since she'd arrived in Italy three years earlier, she'd been moving from place to place, staying with friends and friends of friends, hiding from the authorities. Now she was on her way to yet another safe house in a new town.

Suddenly, the door at the end of the train car swung open and two police officers came in. Sussi's heart beat wildly. They were wearing the black uniform of the Fascisti, the government police. To Sussi's horror, the policemen began making their way down the aisle, stopping at every row to examine the papers of each passenger.

Sussi knew that as soon as the policemen discovered she had no papers, she would be arrested. She was terrified she'd end up in a concentration camp, and would face unimaginable suffering and almost certain death.

The officers were getting closer, just a few rows away. There was no escape. It was only a matter of minutes before they would reach her seat. Sussi began to tremble uncontrollably, and tears slid down her cheeks.

The man sitting next to her noticed her distress and politely asked her why she was crying.
"I'm Jewish and I have no papers," she whispered, hardly able to speak.
To her surprise, a few seconds later the man began shouting at her, "You idiot! I can't believe how stupid you are! What an imbecile!"

The police officers, hearing the commotion, stopped what they were doing and came over. "What's going on here?" one of them asked. Sussi began crying even harder.

The man turned a disgusted face to the policemen and said, "Officers, take this woman away! I have my papers, but my wife has forgotten hers! She always forgets everything. I'm so sick of her. I don't ever want to see her again!"
The officers laughed, shaking their heads at the couple's marital spat, and moved on.
With a selfless act of caring, the stranger on the train had saved Sussi's life. Sussi never saw the man again. She never even knew his name.
* * * * *
When Sussi's great-niece, Shifra, told me this story, I was in awe. I wondered, What is it that inspires someone to extend himself, even risk his life, for someone he doesn't know? The man on the train didn't help Sussi because she'd made him a great breakfast that morning or had picked up his dry cleaning. He helped her because in that moment of heroism he was moved by an impulse of compassion and unconditional love.

I'm not talking about Hollywood or Hallmark-card kind of love, but love as a state of being-the kind of love that is limitless and doesn't ask to be returned.
Is it possible to live in that state of unconditional love all the time?

That was the question I set out to answer when I started writing my most recent book, “Love for No Reason”. And what I learned through my research is that each of us can grow in unconditional love, the kind of love that doesn't depend on any person or situation. Imagine loving people, not because they fill your needs or because their opinions match your own, but because you're connected to a state of pure love within yourself.

This simple but profound shift creates remarkable changes in every area of life. Instead of feeling a little hungry all the time-for love, security, more stuff, more recognition, more everything-people who are unconditionally loving feel full and complete. It affects how they show up in every moment. In fact, though a person's life might not depend on making this shift, the quality of his or her life does. When people live in unconditional love their world turns from black-and-white to dazzling Technicolor.

By Marci Shimoff. Adapted from Love for No Reason: 7 Steps to Creating a Life of Unconditional Love (Free Press, December 2010), which offers a breakthrough approach to experiencing a lasting state of unconditional love. www.TheLoveBook.com

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